RÍO DE LA MIEL O (WADI AL-ASAL)

Agua dulce y cristalina tu pureza se reflejaba
con nuestras rodillas en el suelo,
inclinando nuestro cuerpo bebíamos
tu agua, contemplando el reflejo de nuestro rostro
y, de soslayo, las caras de animales
que bebían a nuestro lado.

Piedras legendarias, moldes vivientes
que perpetuando siguen impertérritas
por su nacimiento, como si no pasara el tiempo
por cascadas y riscos que adornan tu cauce,
brotando raíces de árboles míticos
que se sustentan de él. Sus aguas se nutren
de manantiales y fuentes, que por todo el curso
salen a acompañar y con mucha alegría
se insertan en sus aguas frías.

                        II

Transmitiste vida por toda tu comarca
saliendo como un trueno
del Canuto hondo, que te vio nacer.
Surcando tu cauce senderos de gloria,
añejos molinos dejaste al pasar,
ruinas de grandeza marcan tu pasado,
memorable y fructífero de nuestra niñez.

Legendarios molinos surcan tus orillas,
que con su harina nos hicieron crecer.
Huertas fecundas, prados de cereales
junto a sus barriadas que se acumulaban
buscando sus aguas y la fresca brisa que salía de él.

 Huerta la Marquesa, la Reina y Berlanga,
que con sus productos daban su alimento
a tantas familias que dejar hacían sudores
y vida en sus tierras fértiles para subsistir.

Puente Pajarete, ojo vivo y fresco
donde manantiales de agua milenaria
brotaban de él. Con sus lavanderas,
con sus cántaros llenos de agua fresca y clara
que después de la tarea solían acarrear.

Verde eran sus aguas, río transparente
salpicado por el blancor
de las humildes ropas que las lavanderas
tendían al sol como si esperasen
coger la cosecha de la recolección
Antonio M. Medina