NUNCA SE CERRARA TU VENTANA

 
En la cama, adormecido, en calma,
me estremece la noche, su manto me imana,
los sueños se envuelven en hilo de sábana.
El espíritu de nieve, se deja marcar por las patitas
de un gorrión alegre que el viento no atrapa
las sombras del pino no alcanzan su alma,
al trepar por ellas, está tu ventana.
Desde la distancia besa los ojos que descansan.
La noche los viste, los tira a las brasas,
el rojo candente se trasmute en negro
para que el brasero inflame sus garras
donde se retuercen los frutos del alma
que degustan juntos apurando el alba.
Eternos placeres, nimias luciérnagas
les prestan su luz, tenue, necesaria.
 
La noche les flota desde la mañana.
 
El sol se abre paso, traspasa su espada
amores mortales, quereres que manan del alma…
La nada ha muerto, brilla la esperanza.
La noche lo sabe. Su reino es vida.
El tiempo le atrapa. Ella ocupa el trono
que estaba bacante y lo conquistó
sin sangre, ni espadas.
Ella consecuente, contempla la trama.
El calor y el fuego queman como lava
porque ella es de fuego, manantial de agua,
mágica, risueña, hada milenaria,
la que teje sueños que envuelven el alma.
 
 
Antonio Molina