EL SONIDO DEL VIENTO



Sopla el viento en la ventana
el poeta lo observa y lo siente
le abre su puerta y lo retiene
lo escucha, lo atiende, lo entiende.
 

El poeta sufre oyendo el lamento.
Se angustia, le duele, le quema.
Pervive la herida de un corazón alegre
que es alguien que sufre.
 

Todo no está visto. La tristeza sigue
le embarga, le hiere el dolor de la gente,
de esa que ama, que sufre
que nadie la entiende. Soledad viviente.
 

¡Ay, corazón triste! Él, alma, serena,
le ofrece su amor a esa mujer sincera.
No sufras. No te sientas sola.
Ásete a mi mano, amiga serena.
 

Tus palabras se engastan en alma sencilla.
Abre la ventana, respira su aire,
es la primavera de tu soledad.
Esta nueva vida, hoy, es realidad.
 

Alguien, hoy te quiere, alma y corazón
dos teas que abrasan, que se aman
te quieren, dintel de panal.
No llores paloma remonta tu vuelo.
 

El viento nos alza, ¡se libre paloma!
nos hace volar cuando alguien comprende,
te quiere y te entiende. Te ofrece su alma.
Ella no es de nadie, nació de la nada.
 

Remonta tu vuelo y vive la vida de risas y sueños…
Llena de esperanzas, te ofrezco mi vida
que puede servirte de útil bastón.
Un chaparro viejo te ofrece sus ramas,
 

Para que te ayuden mi querida amiga
aun siguen fresquitas sus hojas y llagas.
Siento tu dolor, tu rabia, tu risa.
Bebo tu sonrisa, bebe tú la mía ¡Bendito licor!

 Antonio Molina