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Chorrosquina el Cobre |
“Quien
desea abrir los ojos acaba por abrirlos él solo, sin necesidad de que le
despierten”
Josep
M.
Entre las veredas de la tarde.
Pero mientras caminábamos por la cañada
seguían sonando sus pisadas. Las de aquellos que nos transmitieron seguridad,
tranquilidad, sueños constantes desde los laberintos de sus propias vidas
escuchando sus oportunos runruneos sabrosos, mientras el soplo de un ligero
viento cubría nuestras voces y sus voces se hacían plegarias que siguen
hablándonos en esa lengua sencilla y tierna la que oíamos desde nuestro primer
amanecer, en nuestro caminar.
Vagaron nuestros pasos y perdida la mirada
entre el mar y la tierra arrastramos, nuestros sentimientos a través del tiempo
cuyos minutos sedientos de emociones nos impulsan al abismo de los sueños,
donde solo los duendes y gnomos y hadas procedentes del corcho, quedan desnudos
los chaparros, preparando sus cuerpos para que pose de nuevo el corcho nuevo.
Las estrellas nos hicieron retroceder junto a
la oscuridad del paisaje que sombreado, danzamos entre la noche plácida y
sedienta de nuevas aventuras por los altos de majal… entre sonrisas nuevas en
compañía de seres que aún se les oía incluso su lenta respiración.
02.05.25
Antonio Molina Medina