Ya ves Miguel,
todavía
las cebollas se cultivan en los campos.
Y el
trigo se curte junto a la cebada.
Las
hormigas acarrean el grano entre
tractores
y cosechadoras
cuyos
motores rugen
y
acarrean los que en tu
tiempo
portaban las bestias de carga.
¡La
vida no ha cambiado Miguel!
Al
pobre ya no le llega ni para
la
humilde cebolla, y el grano,
en
los mercados, lo subasta al mejor postor.
El
hortelano sudoroso no cubre
sus
necesidades aunque quiera.
Los
niños mal nutridos nos invaden.
Y el
poderoso se exhibe en
carros
de oropeles.
Los
impuestos ahogan, estrangulan,
y el
pueblo no da ninguna respuesta.
¡Ya
ves Miguel… nada ha cambiado!
El
pueblo sigue instalado en la miseria.
A. Molina Medina