A veces… el
viajar y viajar
a ninguna
parte, te lleva de la mano
al precipicio
de los sueños efímeros
que,
inapelablemente se apoderan de ti,
incapaces de
separarse de tu propio destino.
El volcán
incandescente desliza su lava
por la ladera
de tu cuerpo, desdiciendo
lo veraz en
escoria del tiempo…
La luz de su
ladera, masa incandescente
capaz de
deformar acumulando
sentimientos…
Quema su aliento…
Antonio Molina
Medina
14/05/13