“¡CÓMO CAMINAS CON ESE ANTIGUO!”

Las trompetas del infierno resoplan
hasta la extenuación, mientras silencioso
el cielo se aleja dejando una profunda
laguna donde reposa la ilusión,
inquietos los sentimientos se ennoblecen,
fundiéndose con tu propia vida,
que atrayentes, sujetan sus cimientos,
capaces de ansiar lo que deseabas ver.
El camino firme que fluían tus pasos
se hace inseguro. Trasnochados y osados.
Las zapatillas de esparto posan su suela
por guijarros y barro. Los dedos perforan
la tela que descubren sus uñas,
de cieno ensangrentado.
Caminas hacia el rio buscando
la fértil yerba y agua limpia,
la que purifique sus riñones
perforados por todo lo vivido, y
añorado del pasado. Y miras al cielo,
y la estela de un cometa pasó sobre
su sombra y ella presurosa se aferró
a su estela perdiéndose en el firmamento,
buscando en otros lugares, el descanso eterno.
¡Agitando de nuevo los magnos sentimientos
desaparecidos en su soledad!
Del amor al odio hay un camino trasnochado.
Y mi alma salto a lo desconocido, antes de llegar.
Pisando su sombra, se descolgó hacia ella
en su soledad y silencioso rebusca, una
nueva luz que su cuerpo destelle
de su ajustada realidad.
Antonio Molina Medina