UN DÍA CUALQUIERA

Federico Garciaz Lorca
Autor D. Javier de la Torre
Diez horas, quince minutos de un día cualquiera de junio de dos mil trece.
Embebido en la lectura, reorganizando su vida en las fuentes de lo escrito detrás de los pasos de nuestro poeta… un tal Federico.
Una vez más nos arrastra a seguir penetrando este descubrimiento de la poesía. Paseamos por Paris y nos embarcamos en un crucero con destino a Nueva York buscando la ruta que anda detrás de una nueva poesía. Incansablemente nos encontramos con Walt Whitman adentrándonos en un poema de Pessoa donde su autor lo menciona. Pero el destino es gratuito y sibilino. Mientras escribe sonríe, porque en su mesa está abierto un volumen de poemas de Whitman que le acompañan en la mañana soleada, mientras en su habitación se mezcla voces y sonidos de las guitarras de Morente y Tomatito elevándolo por los aires con coplas de Andalucía. Sorteando todos los obstáculos que la vida nos impone. Recogiendo partículas llenas de sentimientos engarzadas en su corazón. Resuena la voz de Enrique entre cuerdas tomatadas, sonidos se deslizan por los ríos de su cuerpo, se filtran por las cavidades de un corazón resquebrajado e impulsivo, que atrapa su organismo de bóveda vieja y andrajosa, pero limpio entre tanta mente podrida e inservible que nos rodea.


Atrapando las palabras envueltas
en pergaminos de versos.
Aferrándote a ellas,
para que no vuelen solas
aunque sean en silencio.
26/03/17

Antonio Molina Medina