Un anciano, el joven, el niño y el poeta.

 

Majaralto- El Cobre- Algeciras

“La educación es el pilar en el que se basa una vida productiva, es la herramienta principal que más utilizamos”

Gabriela Mistral

 

Un anciano, el joven, el niño y el poeta.

“¡Ah! La poesía es a la vida lo que las luces y la música son al escenario… Despójese a una de falsos oropeles, y a la otra de sus ilusiones, y ¿Cuánta realidad queda en ninguna de ellas que invite a vivir o a aplaudir?”

Majaralto- El Cobre- Algeciras- Andalucía

 

Viajaba su mente. La que su cuerpo arrastraba tras los pasos de las golondrinas que siempre vuelan donde sus antepasados les dejaron los nidos hechos, y año tras año, siempre volvían a él.

Los seres humanos solemos volver a esos lugares donde fuimos felices… aunque la pobreza y la hambruna las compartiéramos con sus creadores.

Él sigue retornando a pesar de la losa que cada año pesa sobre su sombra ya consumida por los años transcurridos en su figura.

 

Majaralto- El Cobre- Algeciras

Tarde calurosa al borde de la playa de Getares, mientras los barcos anclados en su bahía esperan su turno para penetrar en el laberinto del puerto con sus mercancías; otros entran y salen cargados de pasajeros a los puertos de otros países y ciudades portuarias, dejando huellas entre dos aguas, mecidos por las suaves olas que rompen su mole de acero y que se abren camino entre surcos a la alta mar.

 

Sentados en la mesa de una cafetería, un abuelo, un joven y un niño menudo de edad. Se observa en nuestra apacible conversación sobre el mundo donde viven y con entusiasmo, los hechos que acontecen en sus vidas. La tarde se alarga, ya que el anciano espera con ansia que sus años de niño se vuelvan a encontrar con los del zagalillo que nos escucha entre miradas que escribe en su mente; mientras el abuelo lo observa, se introduce en su mente porque la historia se repite en sus pensamientos, aun no olvidadizos, de haber hecho lo mismo a su edad.

 

Majaralto- El Cobre- Algeciras

-Se despiden de la cafetería Ela2, ya que la meta del día es acudir al terreno de donde lo arrancaron sin dejarle mirar para atrás con esa misma edad, en la salvedad del instante expuesto.

Caminan hacia los caballos que, hoy son de hierro y acero. Antes, un solo caballo nos llevaba a dicho lugar lejos del mundanal ruido y cercano a las estrellas; en la falda de la sierra, en un –Majal- donde aún sigue instalado el paraíso que él tuvo que abandonar a su corta edad. Y se fundió con el bosque que le atrapaba,  mientras el silencio del paisaje le generaba el de una biblioteca de su ciudad; y transitó por los lugares con la felicidad a cuestas, aferrado a la mano de su madre, y protegido por su padre que volvían de nuevo con sus seis años, los mismos que el zagalillo que le miraba y seguía sus pasos con esa curiosidad que le infundía mi figura, sintiendo la sensación de que la felicidad se colaba en mis sentidos a través del aura, que respiraba como cuando fue niño.  Una esperanza que daba a mi inquietud por poder saborear estos momentos que me ofrecían dentro de la casa de los sueños, de donde salía la creación de momentos sublimes para esparcirlos al mundo, envueltos en la suave brisa de los vientos incluso los chaparros se desnudaban ofreciéndole su capa de corcho a la sazón, gabán de invierno.

 

Majaralto- El Cobre- Algeciras

Una descarga de espasmos sacudía desde su corazón ya que él nos pertenece. Y solamente desde la brisa que enmudece sus ojos entre el desierto por el que camina escucha sediento de vida los cánticos de su corazón los que como la lava de un volcán se desliza hasta apropiarse de sus sentidos, los que en su cuerpo resistía y, sensibleros, volaban como alas de mariposa entre las golondrinas incluso ya, sin el cerebro el que se quedó aparcado a la entrada del Majal, antiguo cortijo que aún recordaba sus primeros andares plagados de soledad, del que aún quedaban sus cimientos y el Toril donde se les ponía el hierro en sus lomos, marca con el acero candente cuyas bestias rugían  de dolor a los confines de las tinieblas delante de los dueños de las reses antes de soltarlas por la sierra.

Majaralto- El Cobre- Algeciras

Mientras solo quedaban las sombras de los árboles frutales. Sus sombras... las que me acogieron mientras escarbaba en sus troncos, recogiendo de sus heridas la pasta pegajosa para hacer la cola, el pegamento. La tierra sonreía a mis pasos dejando la huella y buscando la suya en años de ensueños y eficaces ambientes donde su mente eran sueños, solo sueños entre sonidos que briosos manaban sin degustar de sus menudos años de existencia.

 

La tierra chorrea su agua por el fondo de la sierra mientras observo la figura de d. Miguel el cabrero y curandero, bajando por la ladera de la sierra con sus cabras, dirigiéndose a los rediles para su descanso. Y los pájaros, poco a poco, se van acomodando en los chaparros que rodean la finca dentro y fuera del Majal, y las golondrinas se ocultan en la espesura. Han dejado de volar, quizás en su vuelta... Ya ni el nido, que conservamos año tras año, lograron hallar y pusieron entre los chaparros otro para subsistir y tener sus crías. Mientras, por el exterior de las paredes de piedra, las ovejas silenciosas buscaban su acomodo para pasar la noche entre el arbolado que nos rodeaba, unos bien formados con su capa de corcho reluciente en su exquisita estructura y otros comenzando a elevarse después de sus años de siembra.

 

Majaralto El Cobre- Algeciras

Como bien decía Neruda: “Como lava o tinieblas, como temblor bestial, como campanada sin rumbo, la poesía mete las manos en el miedo, en las angustias, en las enfermedades del corazón.”

 

Una vez más, otra golondrina volvía a su nido; él con sus seis años que lo encharca todo en su entorno, donde hasta el aire se hacía más respirable y más suave, mientras el ahogo en su respirar se hace invisible por las troneras o respiraderos de los hornos de picón que su padre y sus tíos realizaban en la sierra.

 

Otra vez, su cuerpo se posaba entre caballos de acero dejó tras él su vida inicial; sus años de gloria y su perro León, el que aullaba y lloraba de dolor ya que la despedida fue para la eternidad; aunque fue para descubrir caminos nuevos, veredas anchas y estrechas, las que le incitaron junto al verde verde del paisaje cuya vegetación no se extinguió ni en el verano; y le adaptaron a no relegar sus principios. Y aquellos caminos y senderos en los que no había libertad, hasta descubrir en un armario viejo y lleno del polvo unos bultos cubiertos de polvo que se acumuló por años, que él removió y se encontró con las letras y los números que le dieron la verdadera liberación. 

 

Majaralto- El Cobre- Algeciras

A golpe de palabras, las que se transmiten a través del Majal, retrocedió su alma dejando el desnudo cuerpo de un niño, lavando su cuerpo su madre, en la inmensidad del océano.

La fortuna estuvo con él en sus primeros años donde, desde la oquedad de los montes, arboleda en su ladera, divisaba los trenes que circulaban, y entraban y salían de la ciudad y que los llevaría a otra ciudad: Orduña.... donde siguió cultivando la tierra; cambiando el hocino por la ‘guadaña’ y los caballos por los bueyes; en un caserío entre sus fincas donde sus huellas hollara-ron veredas nuevas y campos verdes en la primavera y libros repletos de letras y de imágenes para él desconocidas, y letras para formar palabras y senderos limpios de odio innecesario que el ser humano ejercía detrás nuestro, en nuestra huida de la miseria.

 

Majaralto- El Cobre- Algeciras

“Sola estoy en mi vivir, en mi sentir, en mi pesar. Sé que no voy acorde con nadie y, en el fondo, es lo natural y lo comprendo. Yo no puedo vivir sólo lo actual, mi vida es inseparable del pasado.

(Isabel García Lorca)

Antonio Molina Medina

17.08.23