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La Chorrera- El Cobre- Algeciras |
Quién sabe cuál será la pena que poco a
poco dejo que escape de mi corazón, ya que los senderos de una tierra ¡mi
tierra! se cierra poco a poco, y la ventisca quizás… (Digo quizás) esté limpiando mi
rostro y mis ojos se dejan guiar por otros horizontes, tal vez inciertos, pero
con alguna salida para mis ilusiones, ya que de ellas vivo y me mantengo.
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Pedro Abad- Cordoba |
Poco a poco la claridad costosa,
pero real, llega a mis sentidos y siento que los seres que eran mis
pensamientos se están disipando y son suplidos por otros, humildes, como yo me
sitúo: los que comparten mis ideas y su humanidad me arropa los sentidos
dejando que fluyan nuevos perfiles de esperanza.
Un día te dije que, para mí, Orduña era
mi Ciudad a la que amo…, y lo sigue siendo y la sigo viendo (sin personas, sin
humanos) en este norte de una España cuyos paladines nos están ahogando y
enfrentándonos para otro enfrentamiento entre hermanos y entre naciones. Y todo
por el poder… Y, triste, pero real… Andalucía ha sido la primera, la inculta y
hermosa tierra a la que amo… pero, dejo ya de pensar en sus gentes (algunos se
salvan, aunque a nadie le importen mis pensamientos) y comienzo a ver a mi
tierra hermosa y bella, pero sin personas ya que los animales la defienden y la
defendemos allí donde nos encontramos.
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Ciudad de Orduña- Bizkaia |
Me quedo con la palabra… las palabras
ya, que, sin CULTURA, no es posible que un pueblo camine y veo que cada día las
antiguas veredas son suplidas por grandes autopistas donde todo pasa
trepidantemente rápido. Y sus gentes se aferran al caballo de oro, con la
complicidad de los que defienden a un dios, incoherente y falaz… que ya no me
atormenta, ni me dice nada, ya que somos y seremos libres para seguirle a nuestra
manera sin cuervos que nos saquen los ojos y la conciencia.
Si te diré que no soy nada ni quiero
serlo, ni lo pretendo, pero, me siento libre y digo lo que siento y pienso y
hago.
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Ciudad de Orduña- Bizkaia |
Seguiré luchando por esa mi tierra desde mi destierro… y aunque me ofrezcan el oro, no dejaré de sentirme lo que siempre he sido y seré: ¡un andaluz cuerdo! y seguidor de aquellos que nos dejaron estos y otros recuerdos. Y esta forma de pensar y ser que a ellos les debo. (Puede que la tierra que me acogió junto a sus gentes, me enseñaron a amar a la tierra y a defender a sus gentes. JUNTO A LA CULTURA QUE RECIBÍ DESDE QUE PISE SUELO Y CIELO… hasta mi presente)
No es una despedida es una forma de
quitarme de encima y dejar a mi corazón que decida y sea libre mientras viva.
10.02.19
Antonio Molina Medina