EL PODER DE LA AMISTAD… A UNA SILLA VACÍA

-Niño… Cristian Paya-
Los latidos de su corazón, hechos plegarias en un tumulto
de versos, se dejan caer en torrente por esa cascada donde,
de niño, te acunaban las cabras y te bañabas en sus frías aguas.
Porque él estabas allí, presente en todos sus pasos.
Todos sus andares y sus ojos se dejaban guiar,
por esa sonrisa que brotaba de su  rostro y de su mente.
Ya ves, no dejo ni dejare, de abrigar su corazón
para forjar poesía dentro de sus entrañas.

Porque él eres ese aroma qué en su mente estalla y
se hace letra…como la hierba fresca en la orilla
del río de mi alma.

Sus pensamientos están plagados en su verdor…
Cuya cadencia ya nada le importa…
Porque esto es la magia de su poesía,
que limpia y generosa nos desgarra, llena de vida,
cual lanzas que brillan.
Sabemos quiénes somos y a dónde vamos.
Pero los que nos acompañan, los elegimos.
Producto de la libertad conquistada.

Quizás seamos aves heridas, que encontramos
un remanso de paz en esa tierra suya, nuestra, castellana,
andaluza, donde tú resides y compartimos en la campiña
de sus gentes. O en el corazón de su fauna cercana
a su corazón que necesita de los pájaros, hormigas
y luciérnagas que alumbren su estrecho camino.
Aunque nos pinchen las zarzas del camino,
siempre habrá un descanso para el verso, para el recuerdo
aunque desgarre nuestro adentro por la lucha.
Por su esfuerzo.
Antonio Molina Medina

22/12/17