Nos
colaremos por las verdes barandas,
montados
en briosos corceles, sin bridas
sin
aparejos.
Nuestro
cuerpo, insertado, pletórico de
vivencias
saludables que no enturbian
la
conciencia.
Seres
libres caprichosos por sentir…,
sentirlo
todo.
Ya
la muerte nos estorba y se aleja
cabizbaja,
no nos sorprenderá su llanto.
Ni
su risa. Ni la nada.
Seremos
barco seguro.
Vadearemos
los ríos y sembraremos el trigo.
Nos
alumbrara la candela y por
la
noche sin luna.
Oiremos
el murmullo musical de los grillos.
Juntos
en los olivares, se nos aparecerá Federico...
Como
nos mira... su sonrisa…,
se
filtraba su mirada...
A
mí se me caía una lágrima.
Entre
sueños me dormí, junto a
las
fuentes del alma.
12/12/16
Antonio
Molina Medina