Huerta de San Vicente-Granada-Andalucía. |
Desde su casa, Él nos arropa y nos relaja.
Entre Federico y
la poesía, el amor no tiene fronteras
te aferra por senderos y veredas porque la
tapia de su
jardín no es
tal, y las rosas se ven tan frescas por el relente
de la noche,
porque él, las cuida y las mantiene suaves, prestas.
La poesía susurra versos y su mirar encandila
y es capaz de frenar la locura, que provoca su
hermosura.
Valle de la muy noble y leal: Ciudad de Orduña Bizkaia
La yunta de caballos tira del trillo,
las mulillas tordas marcan su camino,
mientras por el olivar camina serio Federico.
Sus pensamientos vuelan donde brotan los
suspiros.
Él nos mira y su
sonrisa burlona y pícara se solaza,
contemplando el río de miel que de las colmenas
manaba.
De Córdoba a Granada, Sevilla y su Giralda han
puesto
una vereda llena de pétalos de rosas
perfumadas,
para que pasee descalza
la morilla, con
sus enaguas adornadas.
La rosa tiembla en la rama. El viento la
balancea y
va salpicando lágrimas que Antoñito recoge
‘pa’ guardarlas, ‘pa’ absorberlas y
almacenarlas.
Junto a la
orilla del río, que Guadalquivir le llaman,
escuchó su linda voz y sentía su llamarada.
Era la morilla alegre, la más bella, la más
guapa
y cuando se quitó el velo su rostro le deslumbraba.
Brotó la rosa de su cuerpo roja como las
granadas.
De Córdoba a Granada ‘tie’ que pasar por
Sevilla
La Giralda, la Mezquita y la montaña roja
de La Alhambra de Granada, donde la Poesía
sus caderas cimbreaban encandilando a los reyes
cual gacela en libertad, es imposible
atraparla.
Chorrosquina-El Cobre-Algeciras
02.12.21
Antonio Molina Medina