Desde las laderas de Chorrosquina - Algecras |
Como potro desbocado
galopaba en la pradera.
La verde hierba brotaba
junto al roció mañanero.
Una manada de yeguas
pastaban libres, serenas,
el garañón las contempla
relinchando en sus ansias
está buscando pareja.
Ellas alzan la cabeza.
La verde hierba resbala
de sus bocas apretadas
resoplando con firmeza.
De todas, sobresale una
la que comparte sus penas,
sus alegrías y vivíres,
sus pasiones y torpezas.
Él la mordió en la crin,
ella no se resistía,
montó de un salto a sus lomos
volaron por la campiña.
Cómo brincaba la yegua.
Con qué alegría se movía.
El se aferraba a su lomo
sin montura y sin bridas.
Retozaban con ardor.
Sus cuerpos se retorcían.
Deslizándose en la hierba
sus relinchos, en risas se
convertían.
Por más saltos que pegaban
el aguijón perforaba,
hasta el fondo de la cueva.
Encontrando su calor
El rescoldo de la llama
que encendida mantenía
viva, en la cueva del deseo
donde se forman los sueños
Rellenos de terciopelo,
de porcelana y de cera.
De donde brota la vida.
De su cuerpo los deseos.
Antonio M. Medina