Azuzo
la candela y deslizo cuartillas impresas
de
emborronadas letras, negras, muy negras.
El
humo oculta del miedo a las dimorfas.
Llamas
presurosas engullen la tinta,
se
apropian febrilmente del verso que la
impregna.
El
llanto y los suspiros, revisa en cascada.
La
sonrisa y el miedo; el dolor y la rabia,
se
precipitan al holocausto de su alma.
Salpican
por el aire sus letras hostigantes
que
le crucifican en sus largas melodías.
Suspiros
se almacenan
mientras,
su alma se encabriola.
Se
escurre de su cuerpo, se aleja solitaria,
incierta,
sudorosa…
Reflexiona.
Aterido
de frio se consume.
Orgulloso
como mármol y roble.
Como
trigo, cebada… con cuchillas de trillo
arrastrando
su carga, se esparce en la solana.
30/03/17
Antonio
Molina Medina