DEJARLE VIVIR


 
 II
Suben las palabras, llenar cuartillas
de su cuerpo calido sólo, nueva vida
una vida en otra vida
se creía inerte un muerto sin vida.
 
Conoció entonces a un hada madrina
retornó su mundo, que estaba sin guía
perdido en la niebla, blanquecina.
Floreciendo el ángel despertó una vida
que creía muerta y estaba dormida.
 
Descubrió el amor, el que duele y quema
el que es pura vida, por el que morir
y vivir sin ira. Momentos felices de un alma
que alguien le dio y él agradecía.
 
Comprendió el amor, también la amistad
el querer, la vida. La que creía agotada
muerta, su negra sustancia que no concebía,
porque no era aquello, sólo mal vivía.
 
Pero los sueños, sueños son y puede
que algún día se quiebre
la cinta tan fina, donde todo sueño
se hace realidad o en sueño se queda.
 
La realidad es dura después de conocer
un amor tan puro que le ha transformado,
atrapado, envuelto en su nueva vida.
 
Antonio Molina Medina