SU REGRESO… TIERRA MÍA

Abres la ventana y respiras el aire ya atolondrado, por los tubos de mugre de los vehículos que nos pudren el hábitat, y siento que la vida es un mal trago que tenemos que afrontar.
Pasan los años y llegas al final del camino andado. Solo te rodean cascotes de ladrillos y bloques de cemento, donde los rayos de astro sol desisten de penetrar por ellos. Mientras, las ventanas empotradas se afianzan a los muros sin vida, sin sueños, sin la naturaleza, sin la nada. Las calles asfaltadas y aceras embaldosadas, perciben los pasos de seres que caminan sin nada que decir, sin mirarse a la cara, con la mirada perdida o, con la vista y manos y dedos, puestos en bártulos que adormecen sus sentimientos.

Te filtras entre ellos como un intruso, como animales de costumbres, que solo rumian los alimentos entre la saliva que suaviza nuestras vidas.
Y nos sentimos hermanos, ya que las mentes, en el campo se ha formado. Nos dieron forma la buena gente, seres de los que aún, sus sombras, siguen caminando por senderos de esperanza, dejando huella en sus pasos y fortaleza en el alma.

Supieron plantar la dicha, plagando de sentimientos como fardos de nítida paja, de granos bien asentados que hoy… se convierten en semillas… Semillas que me incitan y crecen por los sembrados, marcando pasos sin dueño, miradas que no durmieron, que siempre estaban ahí acompañándonos en los sueños, que solo trasmitían sonrisas y lágrimas ¡y manos que sellaban sus pactos ‘pa’ toda la vida,!
Algunos pertrechos de ideales. Otros trabas, que truncaban sus ideales.

A pesar de estar pertrechados de la nada, todo les sobraba, cuando el honor estaba en juego… Solo el amor, el cariño y la comprensión era su legado. Seres que, con fuerza, se aferraban al arado, a las mieses de campos que cultivaban: el trigo, maíz y cebada… campos de doradas espigas segadas por cuchillas, hoces, y guadañas; brazos que se balanceaban, doblegando sus prendados frutos, reponiendo, con sacos, los silos en las noches de Luna y, a escondidas, llevar a los molinos donde el blanco de su harina le hacían fuerte en sus añejas chozas de paja y arcilla.


Mientras las bravas mujeres entre cacerolas, leña quemada y niños que tiraban de sus ropajes, limpiándose los mocos con el dorso de sus manos, sonreían a pesar de lo poco ¡y la nada! Mientras, hirviendo unas papas en las fieras ascuas repletas de llamas, rojas muy rojas, esperaban.

La ceniza se desprendía de sus ascuas y entre su calor que abrasa se acurrucan unas Batatas, para saciar nuestra hambre, en la tierra que nos abrazaba.
Hoy lejana tierra mía, a la espera del momento que pise sin condiciones su barbecho y, sus senderos,  los que pisé en otra vida. ¡Recorrer tus laderas río mío…!, recuperar la sonrisa y la risa y el calor que se perfila en mi Garganta, entre campos de barbecho, antes campos de provecho. Campos que siguen ahí, firmes como el sentimiento, aunque la distancia sea lejanía. La noche nos cubre con sonidos antiguos, pájaros cantores revolotean en sus nidos, entre ramas de olivos… Se expande mi mente escuchando sus trinos, por las sendas antiguas, donde los caminos son de piedras y barro, salpicado de paja y lágrimas mías.


La luna me saluda y sigue mi sombra; me hace cosquillas en la garganta y, se hace de plata cuando se refleja, sin orgullo, en las charcas de mi río, aguas que brotan de su garganta, como un animal sin ojos, porque los perdió en su día, ente molinos y riscos, chaparros atormentados sin su gabán,  que crujen por los caminos.
21/06/17
Antonio Molina Medina


“Buenos días Amiga mía...”

“Buenos días Amiga mía...”
Te escribiré algunas letras
que he atrapado caminado
por la estepa.
Son placenteros recuerdos,
ánforas del milenio.
Carbón vegetal que impregna y
da calor a mi cuerpo.
Para llenarlo de sueños,
desde su almohada
hasta el confín de los tiempos.
26/06/17

Antonio Molina Medina

MADRE

Crujen las maderas.
Retumban las tablas.
El suelo gime de dolor.
Vuelan las plegarias
Ella nos cantaba
coplas del alma.

Él era muy débil. Nada sabía.
Una humilde hormiga le enseñó la vida.
Cargada de costo con fuerza tiraba de
la múltiple carga que él no podía.
Él solo la miraba y sonreía.
Guiñándole un ojo siguió caminando
hasta su morada. Su corazón latía,
y en sus contracciones la fuerza fluía.
Ya… todo lo podía.
09/08/13

Antonio Molina Medina

SENTIRES DEL CAMPO… EN EL CAMPO.

Trasteaba la tierra, con la azada entre sus manos…
En ese soplo de tu vida, te detienes, observas todo lo que te rodea y miras por tu interior. Descubres lo que fuiste, lo que eres. Se paralizan tus pensamientos y te sonríen, porque no sabes lo que serás, ni como terminaran tus pasos al andar.
Recuerdas a tu madre y a las mujeres de su época y te estremeces por la vida que, estaban obligadas a llevar…

Aún, su figura convulsiona tu cuerpo. Se hace materia en tu mente y sientes su llamada para aferrarte a su mano, pegarte a su cuerpo en un abrazo de humano. Te aferras a su sonrisa aunque entristezca su mirada, taladrándote sus ojos, para quemarte en su mirar. Degustando sus sentimientos, que aún musitan de su cuerpo, que no dejan que pase el tiempo. Envuelto en su viento reclama su sangre ya derramada. Cabizbajo, suspira su alma ya resquebrajada donde aún hierven las plegarias repletas de sentimientos, incapaces de desistir. Afloran insistentemente del corazón sus latidos… tañidos que le reclaman, que impactan cual arrebato de campana, que hacen brincar mis sueños.
Con una azada entre sus manos, limpiando el sudor con su dorso, percuten en sus oídos sus sonidos con gozo. ¡Aún repican tiernos, en atrayente pedanía, donde destapan sus sueños regodeándote en el azul cielo de su tiempo! Entre las almas que desde  Sinovas fluyen complacientes por las tierras castellanas.
19/06/17

Antonio Molina Medina

“Era el lugar donde sólo había un caño de agua”

“Era el lugar donde sólo había un caño de agua”
que repodó mi abuelo materno
y yo, de niño, acudía con mi
cántaro chiquito a por agua.
Desde la falda del monte donde
puse muchos sueños
con los que nos precedieron.
Junto  a palmeras e higueras
donde el amor no faltaba, ni
seres que nos amaran.
Ni fuente que no diera agua.
Incansable su corriente,
Que aún perdura en el tiempo.
15/06/17

Antonio Molina Medina

INTENSA LLAMA

Cómo apagar la llama de un candil,
que tanto ama...
Díselo tú, zagala.
Si encuentras la fórmula mágica que
haga posible, reliquia humana,
no se la digas: es pura magia.

Quiere seguir envuelto en nubes.
Con sus tormentas, de nubes negras
con nubes blancas, color algodón,
entrecortadas, cual ‘chirimiri que’
empapa su cuerpo, lava su alma,
suspira presto todo su ser.
Querer... quererse en lo más profundo
del corazón, solo quererse de puro amor
producto de su calma.
12/06/17
Antonio Molina Medina

SU RECUERDO

Generosos los días que nos acompañan amiga.
Anoche sentí el sonido de tu llamada. Mire y
mire tras tu sonrisa, sonreí y lo deje para
comenzar un nuevo día, con tus palabras,
las que me alimentan y me calman...
Las que dejó fluir dentro de mi alma ya que
mi corazón está repleto de ti siempre.
Deseando instalar en él el aliento de tus letras
y el sabor de tu boca infiltrando en mi mente.
Los sabores a gloria, los que tú me mandas
cargados de sueños, que alcanzan mi alma.
Yo me preguntó... Porque se quiere a las personas
aún sin físicamente conocerlas!!!!
Y no sabría contestar...
Pero, si que con las palabras se forman un reguero
de hormigas que se infiltran en mi cuerpo y dan
sonidos profundos a todos los movimientos que,
incansables,  repiten y repiten..., lo poco que
cuesta sentirte y quererte como alma en libertad.
Y sé que no eres un fantasma, sino
una criatura que me manda el Cielo
que guía mis pasos y me da libertad.
Y sonríe que alguien está presente y te quiere
y no es ficción. Es real como se quiere la vida.
Tú, filtras la libertad, en la propia libertad.
08/06/17
Antonio Molina Medina

Hace calor…

“Hace calor, pero llevadero. Escondido entre las sombras”
su corazón gime en silencio. Sus sensaciones le cubren
su cuerpo y se hace de fuego cuando le rozan sólo los sueños.
Porque ella es la sombra por la que gime nuestro cuerpo.
Rosa incandescente. Círculo cerrado donde los cuerpos
se hacen de agua…, se forjan de sueños... Si, María...
Son tus plegarias hechas caricias que me contemplan
y yo me abrigo..., sólo me abrigo, con el calor de tu destino.
05/06/17

Antonio Molina Medina