MADRE

Crujen las maderas.
Retumban las tablas.
El suelo gime de dolor.
Vuelan las plegarias
Ella nos cantaba
coplas del alma.

Él era muy débil. Nada sabía.
Una humilde hormiga le enseñó la vida.
Cargada de costo con fuerza tiraba de
la múltiple carga que él no podía.
Él solo la miraba y sonreía.
Guiñándole un ojo siguió caminando
hasta su morada. Su corazón latía,
y en sus contracciones la fuerza fluía.
Ya… todo lo podía.
09/08/13

Antonio Molina Medina

5 comentarios:

  1. Ella era todo en ti la que tanto te amaba y te dio la vida, y aún sigue en tu corazón y en tus letras que tienen vida.

    Un placer leerte, mi querido amigo.

    Besos y feliz tarde.

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    1. Quizás no este al tanto pero después de leer a Seneca he vuelto a mi pasado del que aun sigue sentido a mi lado.
      Un besote campeona.

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  2. Madre no hay más que una...bellas letras como siempre un placer disfrutar de ellas. Mi abrazo!!

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    1. Tardio pero sentido son mis plegarias las que no estaban ocultas solo... solitarias.
      Muchas gracias un abrazo.

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  3. Madre una y nada más.
    Tira de sus hijos y del padre de sus hijos hasta que queda satifecha de que no les falta de nada.
    Un abrazo.
    Ambar

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