SOLEDAD


 
Hoy sentí en mis carnes la soledad
de este cuerpo aun caliente
deambulando por calles de un Bilbao
pensativo, dormido en mis recuerdos.
 
Observo esta ciudad amodorrada, anclada,
se detiene la gente en los semáforos
no se miran los ojos, no se miran la cara
un espacio de asfalto entre el cielo y la nada.
 
La mirada perdida, mi dirección, correcta
mi paso firme y seguro a tu nido me lleva.
Tu presencia aun sigue aleteando, he abierto
la puerta y he mirado nuestra mesa
no estaba vacía, quedaba su calor, su cobijo
y tu risa. Me he sentado a su lado he abierto
mis hojas, se han plagado de versos.
 
Nuestros versos. Y miraba la silla te veía sonreír
tus ojos me atrapaban. Los dedos de tus manos
me suavizan el alma. No sé ya que pensar;
mastico esta locura pero…¡no miraré hacia atrás!
seguiré de sus pasos el reguero que dejan
sus pisadas certeras me acogen en su mar.
 
Antonio Molina