PUEBLO NOMADA, DESCENDIENTE DE UNA NACIÓN "AL ANDALUS”

María Mata Padilla..., con sus cien años, supo defender nuestra CULTURA  y nuestra tierra, porque corría la sangre de Federico por sus venas.
Valderrubio (Granada)

El caballo desbocado cruzaba valles y llanos
montañas, ríos y playas
sin poder dominar su sublime galopada.
Ancha es Castilla la que surge a los ojos del jinete.
De improviso, el alazán se encabrita
resoplando con fiereza al divisar a lo lejos
a un caballo montado por su jinete
que con su tizona guarda la puesta de la ciudad.
El guerrero desenvaina su curvada  cimitarra
para poder defenderse
de tal fiero y aguerrido caballero.


Voto a bríos -dice el cristiano-
por aquí no pasaréis,
-desenvainando su tizona
para poder arremeter-.


De improviso, surge entre los árboles que circundan el río
una música sublime, que adormece sin querer
las ansias de guerrear: resoplan los alazanes,
sus hocicos bufan con avidez
encrespando sus orejas
con aleteo permanente, intuyendo sus jinetes
lo que cerca de ellos acaece.


Sudorosos el caballo y su jinete,
con el brazo descolgado, cimitarra
desplomada, las fracciones de su cara
relajadas y confusas se cruza con su oponente
que desconcertado no interfiere su camino
ensimismado de la música que emerge de la arboleda.
 

Lentamente y al trote, el jinete se acerca a la carpa
en que brotan voces de su vientre:
toques de guitarra, palillos y castañuelas
junto a los ‘jipios’, ‘ais’ y las palmadas que retumban en el aire,
los lamentos en forma de cante y de maestría,
el de un pueblo nómada que celebra su cultura y su arte.
 

Las mujeres taconean, trajes de volantes,
mantillas de colores, rosas en el pelo, rostros deslumbrantes.
Los mancebos las jalean por contemplar tanto arte.
Era la Feria de Abril que en la Castilla del Cid
los andaluces celebran.
 

El caballero desmonta lentamente de su corcel
e inmerso en la algarabía se mezcla como uno más
con sus gentes, con su tierra, con su cultura y su arte,
con Federico García Lorca, con Ganivet, Blas Infante…
los de las tierras del llano, los de la serranía,
los de las marismas, los de la tierra mía.
 

Fue en Burgos en “Al Andalus”, con los míos.
Los de la Giralda, los de la Mezquita, los de la Alhambra,
los de las tres Carabelas y la Virgen del Rocío,
junto a los mineros de Almería, aceituneros de  Jaén
los de las playas de Málaga,
con los de la Tacita de Plata tan serena y tan gallarda:
los andaluces que un día sumidos en la tristeza
dejamos con mucha pena tierra, cultura y nuestra gente,
buscando otros horizontes, otras tierras,
otros mundos donde poder acoplarnos
para echar nuestra simiente.
Por ello con humildad agradecemos
la hospitalidad de sus gentes
de esta tierra y de sus credos.

Antonio molina