MUJER SERENA

Fuente del Chorro. Chorrosquina. El Cobre. Algeciras.
La cárcel celeste de tu cielo
no la mejoran ni el mar, ni las olas de tu viento.
La niebla me cubría el pensamiento
hasta que el buen tiempo me liberó de tal evento.
 
Limpio mi corazón de tantas impurezas
y a tumba abierta se alejó de estercolero.
Con las alas que tus manos me ofrecen
será cual gavilán cuya alma merece.
 
Volaremos juntos de noche y de día
por los caminos, empedrados de vida,
dúctiles y maleables como la fiel arcilla.
 
En la cárcel de tu cielo me acomodo
y me salva inoculada preñada de luz divina,
producto de la candela que alumbra tu cocina
para comernos juntos, como el trigo y la harina.
Antonio Molina Medina
31.03.20

ANGUSTIA Y FIRMEZA


Sendero Río de la Miel. El Cobre.Algeciras
Quizás sea el encierro el que nos haga divisar el horizonte más cuerdo y más amable. O será una falacia la que destapa hoy su corazón… Quizás azotado por la inmensidad de olas repletas de mentiras.

Hoy se suavizan las palabras y los lobos se divisan, aun sin careta en su caminar, presos de la melancolía de ver que somos un juguete en manos de la NATURALEZA… Pero aun sacan pecho e insultan a los años vividos y luchados por aquellos que sujetaron los carros de sueños... Y de lágrimas ...  Y de miseria... Para que ellos, los lobos que han desangrado a su pueblo, saquen pecho, y nos vuelvan a mentir y a faltar a la verdad….

 ANGUSTIA Y FIRMEZA
 
El mundo se detiene Y solo trasciende el tiempo acompañando a las olas con su canto, y nos despeja la mente con el viento que nos asusta y, cada día más, crece.



Percibo el chirriar de dientes, de los que brotan las palabras soeces del miedo. Y suspiros. Y alboroto... Escuchando a los pájaros que  se posan en mi regazo, escuchando sus trinos que me incitan a no pensar en desventuras.

 
Sendero Río de la Miel. El Cobre Algeciras

Escucho en silencio la voz de los humanos, cuyos sonidos se dejan oír en el descampado de sus vidas, y se funde el llanto con el fulgor que se vierte por la ventana abierta de su alma, y el corazón preñado de optimismo.

Los jóvenes sonríen y no perciben su existencia, ya que la locura corre por las escalinatas de la vida. Y los obreros cubren sus rostros con la cortina blanca del optimismo, caminando, abatidos, a la vuelta del trabajo.
 
La vida se endurece, y el aliento se agiganta en sus gargantas. Y la amistad se resguarda en el rellano de sus aposentos, ya los enfermos están sujetos por los bárbaros que enmudecen y, algunos, seducidos por la oscuridad absoluta, entre el desatino de toda la humanidad. Poco importa esto a los que se aferran y reparten la justicia contra seres asfixiados por la miseria.
 Parten los barcos, atracan en los puertos, y salen, y salen… vacíos de seres humanos, y no de enterramientos.
 
Finca de la Vega del Cobre. Algeciras
 
Brindan  a las puertas de las mazmorras, y cunden las alarmas entre los bien nacidos de todas las naciones. Al grito de ¡al desastre! se aferran al becerro de oro, hoy hormigonadamente. Mientras la miseria, junto a un ejército de batas sin balas ni cañones, sale a la calle a luchar contra nuestra propia desdicha. Las campanas rugen cánticos de antigüedad y los cimientos de las ideas se desmoronan al paso de los funerales. Y las trompetas, cual sirenas, alardean, rotando a la multitud, entre habones que se escapan por los túneles.

 
Lento ,y jadeante es el cortejo de la desesperación, mientras las banderas se acumulan en los mástiles, cuyos colores se oscurecen entre la multitud de donde sobresale, una joven con su laúd de nuevas cuerdas. Toca sus melodías, algunas antiguas, por la plazoleta y calles, donde acicalan aún los carros tirados por bestias que hermosean  vista y oídos de la multitud que aun respira. Entre sonidos agudos, una voz sobresale del gentío que acompaña a un pueblo iracundo que, aun canta, y gime con su canto, por el vasallaje al que lo tienen sometido.

Finca de la Vega del Cobre. Algeciras
Los anillos de Saturno se dejan magullar entre alaridos de perros amaestrados que, ligados a una banda de trompetas e instrumentos que el viento eleva, ya que sus notas se apiadaran de nuestro cerebro que, aun, está engalanado de notas de otras estaciones, si bien ya gastados los suelos y los sueños, ya que las nubes se disipan, caminando por la plazuela con los pies encallecidos y doloridos; doblegando su cuerpo ante las cruces de los cementerios para, al final, enfrentarse a la verdad de su destino: Ser persona libre, o animal noble y placentero, en la cuadra de los vivos.

26.03.20
Antonio Molina Medina

DE VENDIMIA


 
 
Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero
Cogió un racimo de uvas entre sus dedos y su mano se abrió como un pañuelo, dejando paso
a sus granos que, aprisionados con fuerza, se introdujeron en su boca, deslizándose su caldo por la tronera de su cuerpo. Ese dulzor, hoy extraño, que a su cuerpo le sonríe y se hace fuerte de miel, líquido que corcovea por su garganta y se desliza con fuerza al beber.

Comienza su ciclo la estación de la vendimia. Recogida de los racimos. Los vendimiadores, caminan dando la espalda al sol que les azuza, y gira y gira sobre sus cabezas, desde el amanecer al ciclo de ponerse, tras los viñedos y vides los vendimiadores...

La alegría está en sus rostros, mientras las cuchillas cortan los tallos desprendiendo los granos, hoy, silbando de dulzura y fregados por el sol, las espuertas se agitan y se llenan de alegres racimos, las voces retumban, entre las hojas secas.

-Juan, ¡cesto va!, – voces que reclaman.
-Felisa, ¡aquí! – resuenan sus voces.
Todavía silban las coplas de nuestro amigo Virgilio, con su humor a flor de piel:
Sinovas-Pedanía. Aranda de Duero.


“Vino, vinín de la copa, copín de la cantín copa ¡no beberé ni gota!

- ¿De dónde eres?

-De Villa Ramiro. Y vine de Gibraltar.

-¿Dónde tienes la casa?

- En la plaza.

-¡Caramba! junto a la mía.

-¿Y la viña?

- En la cuesta.

-¡Caramba! junto a la nuestra.

-¿Cómo se llama tu mujer?

- María.

- ¡Caramba!  como la mía.

- ¿Y tu hermana?

- Ana.

- ¡Caramba!  como mi hermana…     
 

 Y cómo siendo de Villa Ramiro, vecino de Gibraltar, teniendo la casa junto a la plaza y la viña junto a la mía y tu mujer María como la mía y tu hermana Ana como mi hermana, ¿por qué no nos conocíamos y  por qué no bebíamos juntos...?”
Virgilio.

Los surcos de cepas que labraron tractores en su última cita, clarean sus huecos de los racimos cortados, y se perciben manos que los acarician y los depositan  sin violencia y los dejan con mimo para ser trasportados.

Otros recogen los cestos, o cubos, o canastos… para depositar su fruto sobre las palas del fiel tractor, figura moderna que hoy nos recrea con sus grandes ruedas de molusco en tierra. Mientras, la vieja tierra siempre renovada, tierna y comedida, se deja pisar y sus añejas huellas se placen en suspiros de su nuevo andar quedando las huellas de nuevos campesinos, que cantan y ríen y entre chirigotas de cuentos añejos, leyendas y cuentos. que nos hacen sentir y recordar los años pasados que su propia raza nos hace recordar.
  

“Un gato y un gayo fueron de paseo por la orilla del río y al llegar al puente el gato se cae al agua y dice:
-Mí ahogo y el gayo le dice:
-Kikiris ¡qué hago!”
Virgilio
 
Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero
Entre risas y sonrisas sus voces se pliegan a los campesinos mientras la cosecha se agranda y se amontona. Sudan los cuerpos. Chorrean las manos el dulzor que se recoge entre sus dedos y se agitan sus manos como plegarias.

La uva se aglutina y se hace de rogar, hasta que la recogida termina su ajuar.

Quedan los campos cubiertos de cepas y de hojas secas o secándose. Las que el otoño deshoja con su suavidad.

El campo en barbecho se perfila fiel a su tiempo, donde las ovejas y ciervos pueden caminar recogiendo el grano y la paja: la yerba nueva. la que fluye entre surcos del viejo rastrojo, que espera agua del manantial.

Oscurece la tarde y por los caninos aun de carretas y sin alambradas, al paso de pisadas, van los campesinos, seres que cantando aguijan sus rostros y cuerpos y manos cantando canciones de años atrás:

“Vino, ¡qué hermoso eres y  qué  humilde te encuentras!

Todo el mundo te venera y en todas las partes entras. Eres ligero de pies y corres más que un milano; que te subes a la cabeza y quieres valer más que el amo.”
Virgilio.





  
Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero.
El polvo se detiene ante sus pisadas y la humedad protege sus tierras, para su nuevo ciclo, para su próximo turno. Mientras la añeja campana de su histórica Iglesia les marca las horas… Toca descansar.

Antonio Molina Medina
24/10/18  

 

DESDE SU LIBERTAD ENCONTRADA

Campo de Gibraltar-Algeciras-
Volví a mi sombra, la que me protegía,
en mis noches de estrellas
que afrontó mi cuerpo, del rocío que
mojaba mi conciencia entre olivares y hienas.
 Sombra mía de antigua figura, cuando las
ortigas enarbolaban sus finas y plisadas hojas
cual alimento para la gallinas y pavos y crías.
Sombra antigua, la que nos dejó entre reatas
de hormigas en días de luto, días de sequía,
que todos tememos. Hoy la buscamos
como un salvavidas, donde las aguas solo
acaparan su figura, mientras la sangre de
un niño se desliza junto a la suya, sus ojos
se encuentran y su figura se ensalza y se
quiebra entre regueros de hormigas voladoras,
capaces de salir de la nada, por todas las rendijas.
El Cobre-Chorrosquina-Algeciras
¡Ay, mundo! que vives sin sueños, sin voces
que tiemblen por el pavimento, donde las palabras
buscan libertad, en los rincones olvidados de
su invierno, escondrijos relegados. Sombras que
supuran descubriendo su cuerpo, entre los cartones
y polvos de olores su cuerpo.
Hoy ríe con ganas y bosteza nauseas de brea
que dejo atrás su cuerpo, porque se siente libre
con los niños que llevamos dentro, jugando
en la parva, como una hoja en el viento.
Porque yo no soy nada, solo escribo palabras
rellenando los surcos del arado que aprieta mi mano,
donde el hombre se expresa y calla sin aliento.
Llegue con cautela al otro lado de la valla
al llegar a su invierno y sentí las punzadas
de mi tiempo postrero, que se aferra a mi alma.
 
El Cobre-Chorrosquina-Algeciras-
Triste momento que, como un lamento mi nombre
se me escapa de dentro: ¡ Antonio Molina Medina
de la vega de Granada! implicado entre voces de
muertos que me reclaman  palabras, depositando
los versos que derrama mi alma.
Muy cerca de mi rio, de los ríos que circulan por
mi alma, donde lo humano se precipita sin salario
pero con el azul de su mirada, cual briosos destellos
que el viento ataja, para mezclarlos con las hojas
de sus lágrimas.
Palabras puras. Impuras palabras, pero con alma.
Folios despedazados mezclados con sangre y agua,
la sangre derramada entre tenue luz y cal viva
donde se mezcla el amor, la esperanza y la nada.
Yo no soy nada, ni la nada me ampara, solo la
libertad será hoy mi amada, su voz frente a
las alambradas. De la farsa de voces que hablan,
son solo palabras, mentiras que dicen,
donde las horas se pasean por el tiempo y la luna
nos castiga con su sabia, entre relojes de arena y palma.
 
El Cobre-Chorrosquina-Algeciras-
Como gallo sin cresta, entre voces y sombras
se repite el pasado.¡ No hay lugar a la esperanza!
Sin recuerdos ni agravios, sin sabores a alcobas
donde fluía la sangre peregrina y fecunda que
nos robaron, sin noches de gloria, sin templanza.
Los pupitres se llenan de turbaciones y los hombres
se mecen entre las brasas, buscando los caballos
que relinchan retumbando por el pavimento
sus fieras pisadas. Pisadas de niños que gritan ¡reclaman!…
Muy cerca de su alcoba buscan su agonía, agonía… agonía.
Entre el equilibrio que encontró en la pradera
oculta entre sombras que abrevaron su alma.
Plaza Alta-Algeciras 'mare...'
Reptiles amaestrados recorren las ciudades.
Las hormigas se agitan en las madrigueras
y las cucarachas se descarrían por las baldosas
de la cocina; los rompientes de la mar se acercan
envueltas en saliva y las ratas se afanan
en acicalar las alcantarillas. Cercados, los hombres
se agigantan y se pliegan unidos, fabricando
el barro y la masilla, moldeando cuerpos
que reman la noche, mientras las sombras, su sombra,
corren y corren… buscando asfixiadas su salida.

10/12/16
Antonio Molina Medina

A LOS TRABAJADORES DE LA SANIDAD PÚBLICA ESPAÑOLA


Poco que decir pero si decir, que sois el verdadero ejercito blanco y de colores los que nos defiende de los males que soportamos por parte de aquellos que nos explotan. ¿Quién ha sacado de la chistera este virus? Yo no creo en casualidades. Sois los héroes de esta tierra los dioses blancos y de colores que nos acompañan y no huyen, ni escapan, dejando a sus ciudadanos a su suerte. Algunos dais la vida por salvarnos de la muerte. Sois el ejemplo a seguir además no veo a los defensores de los dioses por ninguna parte y a los que nos han dejado coja a la sanidad pública pedir perdón… por robarnos la salud con sus recortes.

Solo daros las gracias por vuestra entrega y a pesar de jugaros la vida allí donde os necesitan lo hacéis.

¿Qué más se puede pedir de vosotr@s?

¿Si lo dais todo por los demás?

¿Para que queremos los tanque y las bombas y fusiles y maldad si un simple virus pone el acento en lo poco que somos y valemos?

Gracias y, un 10 sobre 10 ya que somos muchos los que seguimos vivos gracias a vuestra entrega y fidelidad a la sanidad PUBLICA.

14.03.20
Antonio Molina Medina

MUJER


El Cobre. Algeciras
Quizás sean las palabras más hermosas y tiernas que los vientos me traigan desde los surcos del arado, con cuyo acero penetran en mi alma… Solo faltan las semillas,  las que nos lanzas al aire para recoger… recogerlas con ansias y sembrar dentro de los hoyos que mis manos azuzan con sus dedos, para profundizar en su tierra: suave,  aplanada por los tractores de mi recuerdo.

¡Año pletórico de azucenas! De guía sublime y sin mancha. Como las letras y versos que salen de tus pestañas y las hace fuente de agua clara.

Hoy sonríe mi rostro y dejo que mis dedos catapulten y rompan, incluso, las teclas de mis deseos… Sé que son incapaces de versificar los sueños y sus creencias… cuyos senderos siguen supliendo a los angostos silencios… Pero, fortuitos y sedientos, nunca dejaran de sentir, de sentirte, y de acunarte en la cuna de mis deseos.
 
El Cobre. Algeciras

Sueña y camina.
Y siente la paz y no la ira.
Yo siempre seguiré aquí.
Entre mis letras.
Algunas verdosas, entre
el cáñamo y la desdicha.

Antonio Molina Medina

31.12.18

"Dame de beber el agua de tu fuente",


Fuente del Águila. Sendero río de la Miel. El Cobre. Parque los Alcornocales. Algeciras
"Dame de beber el agua de tu fuente".
Para que no sienta sed, ni pierda mi piel su sabor.
Ni que el corazón deje de regar… de regarte,
con las manos, con los dedos como adoquines
en mi cuerpo, por los que pisas y piso.
Con la sangre hoy alterada. Con tu recuerdo
hoy en mi alma, ya que el cosmos se agiganta
y vuelo por su garganta, atrayendo surcos de aire,
para sentirme seguro entre tus brazos, serrana.

Antonio Molina Medina

04/05/18

DE VENDIMIA

Viñedos de Sinovas. Aranda de Duero. Castilla León
La cepa:
La que a la tierra se aferra entre sueños de invierno,
arrullada por el viento, acude a ella en primavera,
para estallar entre tallos, que sangran y lloran lágrimas
de grandeza. Y para cubrirse de hojas que se adhieren a
su corteza: con su ropaje verde que adorna su tronco y
su voz se queja y se cubre de racimos que adornan su figura…
Efigie, la que traspasa al caminante cuando surge de su cuerpo
con el aire que sopla de la música de su alma generosa.
¡Bendito su tronco!  que se aferra al suelo, a la tierra rojiza.
Sorbiendo de la tierra, sustancias divinas que la engrandece
y la sigue alimentando y poblando sus orillas de racimos
repletos de dorados frutos  que adornan sus viñas;
Esos a los que el astro sol presta su calor que necesita, que
adormece sus flujos de dulces melodías, colgando,
desnudos, perezosos cuerpos de cepas divinas.
Viñedos de Sinovas. Aranda de Duero. Castilla León
 
Los tractores rugen como antes relinchaban las bestias de carga.
En la añeja pradera, caminan sus gentes con cestos al hombro,
entre canticos, se acercan adentrándose en las calles
que del viento protege. Y de la maleza, como fieles rejas.
El calor aprieta y las manos y dedos trinchando sus racimos
para pisar sus frutos donde chorros de líquido se armonicen
y se purifiquen entre sus barricas en sus añejas bodegas
 
La noche los protege y, en sus barricas, sueñan y duermen
serenos la nueva cosecha, donde el apacible aroma se
filtra entre cristales  que ennegrecen con su contenido
la cavidad que adormecerá en nuestras despensas.
 
Mientras, la cepa se queda desnuda y sus brazos pelados,
los podan y limpian y quieren ser ceniza.
Hasta la venida de otra primavera, de otra cosecha
en tierra labrada. En tierra de viñas, en la pedanía
donde hoy Sinovas: es tierra de viñas, y tierra de vida.

Viñedos de Sinovas. Aranda de Duero. Castilla León
16/04/17
Antonio Molina Medina