EL NIDO

 

Fuente del Águila. Rio de la Miel. Parque de los Arcornocales.

Un nido que se fraguó entre frases y versos.

Culpable, crujió la poesía.

Sus adornos eran solo un pretexto

detrás estaba una vida consumida.

 

Nació sí que es verdad no era una excusa.

Lo provocó al conocer otras vidas.

Su sinceridad colmó su vida ya marchita

la que creía muerta pero sólo dormía.

 

Amargo sabor tardío, convertido en vida.

Sabor a néctar y a frases recién concebidas.

Que a ese chaparro viejo, le brotaran saetas finas.

Ramas vivas, enroscadas en la pasión,

 

La que despierta, que no dormía.

Huida, pero viva. Esperando la mano,

la borrasca, explosiva la

que le arrancara del olvido insondable.

 

Sí, sabe que su querer le sirve para algo.

No sabe si su soñar es la locura.

Pero es verdad que siente la frescura,

de llorar con lágrimas maduras.

11.03.21

Antonio Molina Medina