CENA POÉTICA

 
 

Sí, era verdad, y… fue de noche
cuando las estrellas iluminaban
los senderos, dónde antes caminaban
las pezuñas de animales
y el arriero las seguía sin preocuparse
del destino que ellas llevaban.
Nada importaba, sólo vivir con
la sonrisa en su cara
y una guindaleta que sujeta su pernera.
Mientras, realizaba su tarea
de hacer metros de cuerda de palmera,
con  las manos llenas de cayos
por el tiempo trascurrido en su lobera.
 molina