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Valle de la ciudad de Orduña-Bizkaia |
POÉTICA (3)
En mis conferencias he hablado a veces de la
Poesía, pero de lo único que no puedo hablar es de mi poesía. Y no porque sea
un inconsciente de lo que hago. Al contrario, si es verdad que soy poeta por la
gracia de Dios -o del demonio-, también lo es que lo soy por la gracia de la
técnica y del esfuerzo, y de darme cuenta en absoluto de lo que es un poema.
Federico García Lorca (año 1932, Buenos
Aires-Argentina)
SOLO SON PALABRAS DE IDA Y VUELTA
Sin estornudos que cimbreen
en mis movimientos,
los lozanos recuerdos fluían
de la mente, cual
regia y firme promesa de
seguir reviviendo a su
tierra y sus gentes dentro
de su firmeza y
sentimientos que camuflan su
edad.
No supe olvidar el lugar
donde puse mis primeras
pisadas, de donde brotaron
mis primeras palabras
con los seres que me dieron
la vida.
Y respira sus aires rodeados
de bosques; aún sin
agua en las pilas donde su
madre lavaba…traída
en los cántaros del caño de
la ESQUINA, agua
que surtía de vida a las
chozas esparcidas…
Caminando las cuestas
cargadas del agua… la vida.
Aunque su cuerpo este ya
maduro y desteñido, o
quizás ya desnutrido y
envuelto en su vejez que
se acelera, sin pasión ni
orgullosa, sabiendo cuál
es su lugar entre los nuevos
seres, aun sin hacer
para la nueva vida que les
esperaba… pero la vida
es sueño, lo fue y seguirá
siendo, y te das cuenta
cuando despiertas lejos de
los tuyos en el amanecer.
Y llega la noche intrépida y
renacida, quizás solo un
suspiro antes de su final,
aunque sigan fluyendo de
él los suspiros de leyendas
y no de troncos de
corcho y palabras bravías…
La transformación de la
nueva materia se plasma en la
mente desde su nuevo y
certero resurgir, cada vez que
transita por esos cerros,
veredas de pisadas de cabras y
vuelo de golondrinas que se
enmascaran triturando las
viperinas ansias de
polinización de la maldad, que ya
ruge a destiempo cual
campana sonora y antigua, cuyo
soniquete se alejó de su
mente triunfadora, esa gran
verdad del amor y lucidez
hasta por los sonidos de su
mar, cuando se desliza
suavemente por las aguas de
la Bahía. Él, con máscara
nueva, atrapó su conciencia
camuflando su cuerpo del
asidero tiempo al que lo
sometieron las aves de su
infierno hoy horizonte
despejado por toda la sabana
de confusión y maldad.
Antonio Molina Medina
30.12.24