NO ES POSIBLE EL OLVIDO

 
 
 
 
 
En la soledad que me atrapa
en una torre añeja de recuerdos
me alimento de la vida que me llena
inundándome sus recuerdos.
 
Veo su imagen sonriente
gratifica la sangre que le brota
escarbando con mis manos en su cuerpo
en la tierra entre Biznar y Alfazar.
 
La sangre derramada se me pega
cerrándome las uñas de las manos
rebuscando entre las zarzas su legado
su sangre brota a borbotones
 
roja, seca, cercenada de granadinos
que murieron con él en su Granada.
Batallaron para liberar al hombre
de su hambre, de su sed, de su incultura
 
sesgando cualquier vida de la Vega.
Los pozos de agua limpia se agotaron
la sangre se confunde con el agua.
Se alimentaban de sus cuerpos doloridos
 
buscando en ellos la vida arrebatada
envueltos en la tierra que perdieron
que les sirvió de última morada.
Antonio Molina