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La Chorrera. Río de la Miel. Canuto hondo. El Cobre |
Necesitaba
respirar aire procedente de mi río, y las ondas que transitan por los vientos
me llamaron y yo me encontraba sediento y con ansias de soñar, y, una nube se
posó en mi cabecera, y mis oídos se alegraron de esa voz poderosa y curtida por
los años del tiempo, y se filtró ante lo que conocía, esa sabiduría de un
hombre de talento, ya que el corazón, su corazón, es el dueño de sus actos, de
su calidad humana y de todos sus movimientos.
Escuché su
voz, como el piar de un querubín que me aupaba a los cielos, a las ramas de mi
árbol, a cielo abierto.
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Ciudad de Orduña. Bizkaia |
Vibraban mis ojos y mi voz no necesitaba respiro, ya que el aire procedía de su teléfono. La amistad estaba ahí, sedienta de compartir palabras y sentimientos. Y mi mente, virar hace, con esos sueños nuestros. Los suyos y los míos, ya que las voces que hablan, los sentimientos se desprenden de las capas de nuestra piel que, hoy, cubren nuestros cuerpos.
Caminamos
entre raíles por las calles de su pueblo y pasamos al verdor de ese parque, de
esa bolsa de agua fresca que se apilaba en nuestros ojos que, hasta una Pata
salió a saludarnos y se volvió a su agua en busca de sus cachorros y nos presentó
a su familia: eran diez preciosos delfines con sus plumas amarillas que,
alrededor de su madre, piaban comiendo pienso.
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Ciudad de Orduña. Bizkaia |
Y yo no salía de mi asombro. Cómo cuidaba a sus hijos. Cómo los defendía cuando se le acercó un Perro. Les seguíamos sus pasos y sonreíamos por dentro.
Federico el
de la Fuente nos seguía en nuestro pensamiento y recordé al abuelo del mundo:
Walt Whitman, que se colaba entre nosotros recordando sus buenos tiempos, y a
Ángela Figuera y a San Juan de la cruz y a Teresa Aldamiz, y al poeta que me
recordó Honorio… El que se juntó con García Lorca y Whitman en el supermercado se llamaba "Allen Gisbert" y don Antonio
Machado, y recordando Honorio a Federico entre Ríos de Mimosas camino de Galicia
y que terminó en Bilbao.
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Sinovas pedanía de Aranda de Duero |
La tarde se hizo de día y la brisa nos alentaba a caminar entre corrientes, ya que ellos, nos acompañaban en todos nuestros pensamientos. Palabras, sólo palabras, pobladas de emociones, que apaciguaban nuestro intelecto.
Tarde mágica
la de aquel día, la que quedará en nuestro recuerdo. Lirios y rosas silvestres
se posaban en los cielos y nuestras
manos aferraban sus tallos… jugosos tallos
y versos, mientras el aire soplaba esa brisa soberana que lamía nuestros
cuerpos.
Hoy luce más
la claridad y se agigantan los sentimientos.
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Sendero de la Trocha. El Cobre. Canuto hondo |
Nos vemos, mi querido amigo. Mientras el tren se desliza entre raíles, entre libros antiguos donde la vieja biblia se coló entre nuestras voces, sin anillos ni parcelas que salpiquen nuestras vidas hoy, simplificadas y veraces con lo poco o lo mucho que quedó de aquella gesta, o lo que nuestro corazón soñó, de un ser humano y desnudo.
Antonio
Molina Medina
20.05.21