Sinovas, Pedanía de Aranda de Duero |
La vieja máquina, varada en un andén de una estación cualquiera,
estaba inservible con sus hierros carcomidos por el óxido. Una niña muy
delgadita, pero tierna, se acercó a ella (a la máquina) y comenzó a meter leña
y carbón en su caldera. Sopló con fuerzas y ¡Oh! el milagro. Comienza a sacar humo por su tronera o
chimenea, que se incendió de golpe resurgiendo, resoplando, explosionando en su
interior los placeres ocultos, sin catar, ni conocer los amores que queman...
los que una dama complaciente le descubre.
Sinovas, Pedanía de Aranda de Duero |
Aquí, sin darse cuenta, cree que nos ha surgido un cuento.
Sonríes porque su cuerpo es un cúmulo de sueños y de vivencias acumuladas en el
tiempo, que quiere que sean para ti mujer, sólo para ti, porque ya su corazón
se lo entregó sin reservas a lo puro macho. Y todo, dice bien, todo lo que hace
y piensa es por ti, desde la serenidad que has introducido en su corazón,
mujer.
“Gracias por tu
atención y comprensión, amada mía. Ya sé que soy una cruz para ti... y ¿Sabes
por qué lo sé?”
Sinovas, Pedanía de Aranda de Duero |
Antonio Molina Medina