MI MORADA

Cañada de los tomates (Algeciras)

Mi casa ya no es mi casa.
Mi casa la han destruido.
Aquella, la que compartíamos
y nadie se excluía en ella.

Nuestras penas eran nuestras,
las alegrías compartidas.
Pero mi casa era de humo
y el viento la ha disipado.

Su esqueleto me domina,
de ver todo su interior.
Mi casa ya no es mi casa.
Mi gente se ha camuflado.

Sus paredes se han desvanecido.
Los recuerdos que afloran,
como cuando una serpiente
se tragaba a los polluelos
que en el nido amamantaban
sus padres con mucho celo.

De niño contemplaba con pavor
cómo el reptil deslizaba su cuerpo
por las viejas vigas del techo
y se acercaba impasible
al nido de los polluelos,
engullendo con avidez,
de uno a uno, a todos con desconsuelo.

Realidad que me persigue.
Metáfora de mi vida.
De emociones y vivencias compartidas.
De un tiempo que me arrancaron.

Como un embrujado sigo mirando
a un pasado que me reconforta
y me ayuda a seguir viviendo,
junto a mi compañera a la que tanto quiero,
y otra mujer hermosa, “poesía”,
que llena de contenido una parte de mi vida,
¡sin ella quizás estuviese muerto!
Muerto, ¡sí!, muerto.
Sin ilusiones ni metas.
El hombre vive, vive, vive…
pero por dentro está muerto.

Antonio Molina Medina