Cual
grácil ciervo
ramoneaba
la pradera.
Le
acompañas, gorrioncillo,
sigiloso
pajarillo que vuelas por
la
alameda sin miedo, sin fronteras.
Te
recuerdo con nostalgia,
que
tu vuelo en libertad
puede
ser punto de mira
para
el hambre y la miseria
de
corazones sin hiel.
Sueños
te llevan por tierra.
Te
acercas con firmeza y
no
te da miedo el frío
de
malditas escopetas.
Las
ramas serán tu apoyo y
servirán
de descanso
a
tu cuerpo dolorido
de
tanto sabor ingrato.
Una
rama carcomida
será
tu punto de apoyo.
No
defraudará en su vida
su
sangre alborotada...,
negra,
roja almacenada
te
servirá sin dudarlo 'pa'
lo
que le haga a 'usté' falta.
Antonio Molina Medina