EL POETA SE MOJA


Solo el cielo lo divisa y él se aferra a la tierra la que lo reclama.
El poeta le envía un testamento
ella parcamente se mete entre su pecho
le abre su interior, y lo pone al fresco,
la intuya tan cercana, que presiente su cuerpo,
se lo llevó consigo a su descanso merecido
a pensar en más sueños, a vivir sus sentidos,
a mecerse en su adentro, a soñar que está vivo,
a no sentirse palomo furtivo.
 
Descansa en tu casa de noble madera,
el poeta no olvida donde está
es para él de ensueño lugar, con olores a hierba
donde los versos azuzan el pensar.
 
Juntarse con la musa y vivir el momento,
fluir de humanidad
la felicidad se ausentó de su alma
se introdujo en su calma, pura, la libertad.
 
Un beso de campana, amada, que a las nueve
mañana sonará en soledad
la buena nueva su recuerdo guiará.
Le dirá buenos días, con un ¡hola amor! Desde
La inmensidad.
 
El verde de esa hora temprana,
resurge como beso mañanero,
un pedazo de azul cielo que le acompaña,
el poeta lo sabe con los ojos del alma.
 
Mientras surca su vuelo, la paloma le guía,
él no tiene duda el palomo la mira
él le envía en su vuelo allende de sus alas
un ¡te quiero mi vida! que dejó en su ventana.
 

Molina Medina