Huerta de San Vicente - Granada. |
Llegaste en su
día y te dejaste contemplar.
Miraste curiosa
con una sonrisa en la cara.
Tus ojos
relucían endulzando tu rostro.
Hacían juego con
tu cuerpo,
con el que caminabas.
Todo será
posible
mientras pueda admirarte limpiamente
y poder
reflejarme en tus ojos,
en la niña que
mana de tu propia mirada.
De pupilas, de
luces, de ternura.
Sonrisa sincera.
Sonrisa no forzada.
Antonio Molina Medina