DESPERTAR

Amanecí con
dos
luceros.
Eran la
luna y el sol.
Se saludaban
entre
ellos.

Dos
caballos
cabalgaban
por la sierra.

Dos
mujeres iban en ellos.

Dos
hombres
caminaban asidos
a sus colas.

Dos
ardillas
me vigilaban
al pasar.

Dos
centauros se reían
en mis sueños.

Dos
arados penetraban
la tierra
dando forma
a las grietas
de mi cuerpo.

Acongojado
me aferraba
al olivo
que,
entre
dos
nidos,
las tórtolas revoloteaban
vigilando
las crías
del mal cazador.

Antonio Molina Medina