Y EXPLOTÓ LLENO DE VIDA

 

Mientras Lucía trabaja... Pepe la contempla y aprende de ella.

Si os suena a libertad lo que él escribe y siente,

se lo debe a un corazón caliente y tierno.

Quizá somos el sol y la luna que alumbran nuestras vidas,

si no, ¿qué sería de él? sólo con Federico;

una sombra, como lo ha sido: tierra apelmazada,

llena de mentiras y de la nada.

 

Ya basta de quimeras y de fingimientos.

El corazón no es de nadie,

sólo de aquellos que se entienden

y comprende lo que hacemos y él les percibe.

 

Era una hoja que se deslizaba

a tierra antes de tiempo y

alguien la cogió antes de su caída

y la depositó con mucho acierto

en su corazón, que mana a borbotones nueva vida.

 

Esa es la historia, quizás interminable

que alguien le recogió; hoja caída, marchita

al resguardo de los vientos de levante

que soplaban para consuelo del campesino

cuando lanzaba la mies al aire,

para separar el trigo de la paja.

 

Gracias a la luna del alma por su comprensión y

locura. Porque hay que estar locos para fijarse

en corazón dolorido, donde abunda más

el llanto que la risa y compartir con él

sus penas y alegría.

Y volveremos por los caminos al lugar de los sueños. Getares.


Antonio Molina Medina

2022