PARA TI MUJER ALGECIREÑA


Plaza Alta


Qué furia. Qué soltura.
Cómo camela a la gente.
Su carácter es gloria pura.
Es natural. Es especial.

Es andaluza. Esta es mi gente.
Les llaman los ‘Especiales’.
Ella se ruborizó cuando le dije
Orgulloso: “¡Qué grande eres!

Se nota que eres especial.”
Ella me miró a los ojos,
se perfiló su sorpresa.
¿Especial?, me dice.

“Sí. Especial”, le repito.
Llevo sangre de esa tierra,
me criaron en El Cobre,
Chorrosquina, el Chorro, la Chorrera.

Junto al río de la Miel,
Algeciras, mi cultura, mis raíces.
Mujer lozana y grandiosa
que brota de tu cuerpo embrujo,

sabiduría y la gracia andaluza
que de la ría de Bilbao surge
como fuego. Otra cultura,
otras gentes, nuestra alegría.

Hombres valientes,
mujeres alegres que transpiran
júbilo por los poros de su piel
engatusando a las gentes.

Tu también tienes tu río,
tu río de la Miel
donde Reyes y Califas,
literatos y guerreros

se solazaron en sus orillas,
bebiendo sus dulces aguas.
Algeciras tierra de mis añoranzas.
Mi corazón se desgarra,

tus murallas me seducen
junto a tus calles y plazas
y el parque de las Acacias
con tus playas de arena fina,

donde mis huellas borra el agua
cuando por ellas transito
para serenar mi alma.
Fue una tarde en Bilbao

El agua lamía su carpa
cuando una voz fresca y alegre
resonó con añoranza
dentro de mi corazón:

“Somos de Algeciras”, gritaba.
Explican sus bailes con
castañuelas y mucho arte
que los presentes asumen

con respeto, palmadas,
jaleos, sonrisas y atención.
Acompaña la función
una mujer con sus cantes y

una guitarra, la de un hombre que
hace con sus manos brotar
sonidos mágicos y refrescantes.
Los ojos se me nublan,

emergiendo de ellos lágrimas
que trato de disimular con timidez
y se me rompe el corazón.
Ella es la dueña del ‘tablao’.

Se mueve con poderío,
como una gacela
hace sonar las castañuelas
con su gracia y su salero:

“¡Ahora subimos el volumen,
ahora lo bajamos!”
Son manos expertas,
vestido de colores y volantes,

mantón de Manila que toca las palmas
con sabiduría y mucho arte.
¡Qué sensación de poderío y libertad
el que salía en todos sus movimientos!

movimientos que brotaban
de sus manos y su cuerpo
para mentes limpias y abiertas
que irradiaban sentimientos.
Antonio M. Medina