RENOVARSE O MORIR

 

Peña Salvada - Valle de Orduña-Bizkaia

Se arrastraba su sangre hasta su boca, arrojando al abismo de sus sentidos la cicuta que le inyectaron desde el día de su nacimiento, con la marca de la ignominia, que ¡hasta la luna se ocultó tal día! desistiendo de que las tinieblas anegaran su cuerpo, abandonando su mente al servicio de lo inadecuado y estéril, para poder doblegarse al maligno infierno de la mentira, y los deseos innecesarios para la vida.

Hoy, la luna inunda su mente, y las iguanas se apartan de su sombra, dejando su cuerpo sin agua que lo limpie de la sangre impura que penetró en su cuerpo resignando a que sus venas estuviesen al servicio de lo precario e inservible.

 

Peña Salvada - Valle de Orduña-Bizkaia
Quizás los gitanos que gritaban cuando los despojaron de su cuerpo, eran aquellos que defendían a un dios incoherente e inservible, ya que solo lo utilizan para sus guerras y el derramamiento de sangre, de muertos que necesitan ser acogidos, ya sin tierra... ni para su descanso.

Mientras los patriarcas bendicen las moles de hierro, y a los que van a morir por el capricho de los que dominan el mundo, destruyendo incluso nuestra naturaleza y seres que viven en ella. Y la incultura florece cada día más en nuestro planeta, junto a la hambruna que algunos ya sufrimos en otra contienda.

 

                                                    Peña Salvada - Valle de Orduña-Bizkaia

Quizás hoy la furia mueva sus dedos, y se doblegue su alma dejando al descubierto lo poco que somos… aunque sigamos persiguiendo en las colas del papel en venta, el poder del becerro de oro y, al día siguiente, nos despidan con suculentos aplausos en un féretro de noble madera, pero sin versos… Solo el haber renunciado los atributos del becerro de oro, será su consuelo.

Peña Salvada - Valle de Orduña-Bizkaia
Mientras, sus sueños siguen incólumes y serenos, ya que el dolor hace los milagros que tanto nos inculcaron de niños

Acompañado de los delicados pensamientos  que nadie le impulsó a sentir, los encontró entre las letras de nuestros poetas, ancianos y jóvenes, asesinados (por los que nos prepararon para la muerte y no para vivir plena la vida.) Ellos fueron capaces de lograr con su ejemplo, este mundo inseguro e incierto, donde hasta los árboles y el barbecho nos incitan a seguir formando parte de ellos y dejar a los hombre muertos ¡y muy muertos! con sus cerebros de cemento y el becerro de oro dentro de su cuerpo.

10.01.23

Antonio Molina Medina