ANGUSTIA Y FIRMEZA


Sendero Río de la Miel. El Cobre.Algeciras
Quizás sea el encierro el que nos haga divisar el horizonte más cuerdo y más amable. O será una falacia la que destapa hoy su corazón… Quizás azotado por la inmensidad de olas repletas de mentiras.

Hoy se suavizan las palabras y los lobos se divisan, aun sin careta en su caminar, presos de la melancolía de ver que somos un juguete en manos de la NATURALEZA… Pero aun sacan pecho e insultan a los años vividos y luchados por aquellos que sujetaron los carros de sueños... Y de lágrimas ...  Y de miseria... Para que ellos, los lobos que han desangrado a su pueblo, saquen pecho, y nos vuelvan a mentir y a faltar a la verdad….

 ANGUSTIA Y FIRMEZA
 
El mundo se detiene Y solo trasciende el tiempo acompañando a las olas con su canto, y nos despeja la mente con el viento que nos asusta y, cada día más, crece.



Percibo el chirriar de dientes, de los que brotan las palabras soeces del miedo. Y suspiros. Y alboroto... Escuchando a los pájaros que  se posan en mi regazo, escuchando sus trinos que me incitan a no pensar en desventuras.

 
Sendero Río de la Miel. El Cobre Algeciras

Escucho en silencio la voz de los humanos, cuyos sonidos se dejan oír en el descampado de sus vidas, y se funde el llanto con el fulgor que se vierte por la ventana abierta de su alma, y el corazón preñado de optimismo.

Los jóvenes sonríen y no perciben su existencia, ya que la locura corre por las escalinatas de la vida. Y los obreros cubren sus rostros con la cortina blanca del optimismo, caminando, abatidos, a la vuelta del trabajo.
 
La vida se endurece, y el aliento se agiganta en sus gargantas. Y la amistad se resguarda en el rellano de sus aposentos, ya los enfermos están sujetos por los bárbaros que enmudecen y, algunos, seducidos por la oscuridad absoluta, entre el desatino de toda la humanidad. Poco importa esto a los que se aferran y reparten la justicia contra seres asfixiados por la miseria.
 Parten los barcos, atracan en los puertos, y salen, y salen… vacíos de seres humanos, y no de enterramientos.
 
Finca de la Vega del Cobre. Algeciras
 
Brindan  a las puertas de las mazmorras, y cunden las alarmas entre los bien nacidos de todas las naciones. Al grito de ¡al desastre! se aferran al becerro de oro, hoy hormigonadamente. Mientras la miseria, junto a un ejército de batas sin balas ni cañones, sale a la calle a luchar contra nuestra propia desdicha. Las campanas rugen cánticos de antigüedad y los cimientos de las ideas se desmoronan al paso de los funerales. Y las trompetas, cual sirenas, alardean, rotando a la multitud, entre habones que se escapan por los túneles.

 
Lento ,y jadeante es el cortejo de la desesperación, mientras las banderas se acumulan en los mástiles, cuyos colores se oscurecen entre la multitud de donde sobresale, una joven con su laúd de nuevas cuerdas. Toca sus melodías, algunas antiguas, por la plazoleta y calles, donde acicalan aún los carros tirados por bestias que hermosean  vista y oídos de la multitud que aun respira. Entre sonidos agudos, una voz sobresale del gentío que acompaña a un pueblo iracundo que, aun canta, y gime con su canto, por el vasallaje al que lo tienen sometido.

Finca de la Vega del Cobre. Algeciras
Los anillos de Saturno se dejan magullar entre alaridos de perros amaestrados que, ligados a una banda de trompetas e instrumentos que el viento eleva, ya que sus notas se apiadaran de nuestro cerebro que, aun, está engalanado de notas de otras estaciones, si bien ya gastados los suelos y los sueños, ya que las nubes se disipan, caminando por la plazuela con los pies encallecidos y doloridos; doblegando su cuerpo ante las cruces de los cementerios para, al final, enfrentarse a la verdad de su destino: Ser persona libre, o animal noble y placentero, en la cuadra de los vivos.

26.03.20
Antonio Molina Medina