¿Por qué la quieres?

¿Por qué la quieres?
Me preguntó la Luna en su noche clara.
Ella me sonríe y la miro a la cara.
¿ Por qué la amas?
Trepidante, la aurora reclama,
sólo me venzo al rocío de su mañana.
¿Al corazón se le piden explicaciones?
¡Qué fuerte es todo lo que le cuenta y sugiere!
¡Qué curioso y paradójico todo lo que acontece!

¿Por qué la amas? Inquirió la Luna al Sol
antes de ocultarse.
¿Acaso tú puedes vivir sin mí,
que velo tu noche floreciente?

¡Porque la quiere...!
¡Díselo a su corazón!
¡Pregúntaselo a su alma!
Ellos saben lo que presienten.
Él, pobre juglar, sólo sabe que la siente
como un aguijón incrustado en su vientre.

Porque su vida estaba de luces y sombras
de sombras y luces,
sin luna ni cielo,
sin sol que alumbrase.

Una cierta lumbre calentó su alma
despejo las dudas,
sofocó sus ansias
y se aposentó, cercana, en silencio
debajo su cama.
En noches en vela
salía de las sombras,
se acurrucaba en su almohada
y se hacía fuerte.
Le envolvía de calma,
de ilusión y vida,
por la que vive,
por la que se muere,
día a día, desde sus mañanas.


Antonio Molina Medina

¡Mi Dulcinea! ¡Dulce Dulcinea!

¡Mi Dulcinea! ¡Dulce Dulcinea!
Nombre más puro no se ha escrito
en la tierra.
Las montañas lo transmiten.
Las montañas lo acaloran.
Los mares lo arrojan suplicante a sus arenas.
No te pido que me quieras.
No suplico que me ames.
Sólo busco tu ternura y que
sienta el calor que tu cuerpo transpirara.
Hagas lo que hagas,
pienses lo que pienses,
tú serás la misma, excelente mujer,
pero no renunciamos… ni renunciaré,
mujer, a quererte, a pensar en ti.
Cueste lo que cueste
todo te lo doy.
Todo lo que soy
se lo debo al duende
que tus manos baila.
No importa el futuro
yo vivo el presente.

Antonio Molina Medina


BESOS

Recogiendo mis manos,
dedos temblorosos buscan tu
palma para besarte con fe.
Degusto tu calor con un beso
certero que mis labios ansían
cálidos y seguros al besar tu
plácida piel.
Por los poros de tu cuerpo
aflora el aire serrana.
Por la entrada de tu boca
mana el agua de tu río,
la sal de tus enaguas,
el jugo de tu sed,
el fuego de tu corazón, serrana.
Mis ojos se nublan tiernos y
Sentidos. Surtidor de brizos
los no consentidos,
los que vacilan al mirarte,
dejándose atrapar.
Coagulado. Desprotegido
me aferraba a tu mano,
cuyos dedos atrapo,
para llenar de saliva,
mi corazón que es de barro.


Antonio Molina Medina

De sueños.

Con sueños se forja una vida
con solidez, sin ataduras.
Perseguido por estrellas
que comprimen con cautela,
para alcanzar su destino
aún sin tino, en su soledad incierta.
¿Por qué tuvo que surgir
el amor entre recuerdos?
¡Con qué fuerza traspasó
el corazón de su pecho!
Otra vez la vida continúa.
Repentinamente traspasa sus venas
Fluye sangre joven,
atrofia su cuerpo,
en su corto herraje,
en su pase último
sin tino ni arte.
Sufre acometidas,
liviano mensaje
sufre, verde, verde, verde… corazón.
Comparte dolor
amor y coraje.
Despójate de él.
Fíltrate en tu amante.


Antonio Molina Medina

SUS OJOS SUFREN

Abrió la puerta y se encontró con ella.
Le deslumbró su rostro envuelto en la aurora.
Miraba sus ojos que brillaban vida.
Suspiró entre sueños y su corazón volaba…
Vuelo de paloma.
Late corazón envuelto en la brisa.
La felicidad se acopla a su cuerpo.
La paz fluía lentamente.
Él se deslizaba y se introducía
en su cavidad cual lago entre cisnes,
nadando sin olas, sin viento que rompan la paz
que de él fluía.
Otro corazón mirando sonreía.
09/08/13

Antonio Molina Medina

Dedicada a unos ojos que sufren.

¿Por qué la quieres?

¿Por qué la quieres?
Me preguntó la Luna en su noche clara.
Ella me sonríe y la miro a la cara.
¿ Por qué la amas?
Trepidante, la aurora reclama,
sólo me venzo al rocío de su mañana.
¿Al corazón se le piden explicaciones?
¡Qué fuerte es todo lo que le cuenta y sugiere!
¡Qué curioso y paradójico todo lo que acontece!

¿Por qué la amas? Inquirió la Luna al Sol
antes de ocultarse.
¿Acaso tú puedes vivir sin mí,
que velo tu noche floreciente?

¡Porque la quiere...!
¡Díselo a su corazón!
¡Pregúntaselo a su alma!
Ellos saben lo que presienten.
Él, pobre juglar, sólo sabe que la siente
como un aguijón incrustado en su vientre.

Porque su vida estaba de luces y sombras
de sombras y luces,
sin luna ni cielo,
sin sol que alumbrase.

Una cierta lumbre calentó su alma
despejo las dudas,
sofocó sus ansias
y se aposentó, cercana, en silencio
debajo su cama.
En noches en vela
salía de las sombras,
se acurrucaba en su almohada
y se hacía fuerte.
Le envolvía de calma,
de ilusión y vida,
por la que vive,
por la que se muere,
día a día, desde sus mañanas.

Antonio Molina Medina

LIBERTAD

Cual grácil ciervo
ramoneaba la pradera.
Le acompañas, gorrioncillo,
sigiloso pajarillo que vuelas por
la alameda sin miedo, sin fronteras.

Te recuerdo con nostalgia,
que tu vuelo en libertad
puede ser punto de mira
para el hambre y la miseria
de corazones sin hiel.

Sueños te llevan por tierra.
Te acercas con firmeza y
no te da miedo el frío
de malditas escopetas.

Las ramas serán tu apoyo y
servirán de descanso
a tu cuerpo dolorido
de tanto sabor ingrato.

Una rama carcomida
será tu punto de apoyo.
No defraudará en su vida
su sangre alborotada...,
negra, roja almacenada
te servirá sin dudarlo 'pa'
lo que le haga a 'usté' falta.

Antonio Molina Medina

SOBRAN LAS PALABRAS

Cuando un hombre se arrodilla,
se postra a los pies de la mujer que ama.
Sobran las palabras.
Resurgen de nuevo las lágrimas.
Se aceleran los latidos, tañidos de ese corazón
que galopa por los confines del alma.
Se jacta de poder sufrir compartiendo otro
corazón que palpita sonidos afortunados
que traen del mañana,
en los márgenes de una cabaña.
Sus maderas repiquetean sus andares
junto a su sonrisa afable y grata.
¡Gracias mujer por formar parte
de la sangre que oxigena el aire que respiramos
fluyendo por las avenidas de su cuerpo!

Antonio Molina Medina


SOMBRAS

Pasan las sirenas dejando sus huellas
en la fina arena y el salitre de sus cuerpos.
Cuerpos que se deslizan cubiertos
de sol que la vista percibe.
Presagiando el aroma de sus sombras.
Mientras las olas rompen en la playa
canalizando y trasportando sueños.
Llenos de vida se agrupan en
las finas aguas del estrecho.


Antonio Molina Medina

LAS REJAS

Quítale las correas que oprimen su cuerpo.
Quítale las mentiras que envuelven su alma.
Quítale las hormigas que pululan su piel,
y el lardo de sus arterias que no dejan fluir
los amores tardíos.
Que su corazón zozobre y se hunda en su mar.
Que las olas le arrastren junto su tempestad.
Que los cielos diluvien agua para sus ojos,
para que no falte el salitre en sus lágrimas,
ni la flor de la vida que se adueñó de ella,
rompiendo con  sus lágrimas su propia soledad.
Antonio Molina Medina



SOLEDADES

De mis soledades vengo
y a mis soledades voy.
Por el camino me encuentro
gente con quién confesarme y
contarle todas mis penas,
mis alegrías en la vida.

Juntos sabrán a gloria.
Serán sustento y delicia
que sigan calentando una vida.
Junto a la aurora divina
parten sin compromiso.

Poca cosa te diré y menos yo te diría
si no fuese por tu ser de esa mujer de valía
que supo en su día comprender
el valor que  tiene una vida.

Tu entereza y comprensión
no lo desarrolla cualquiera en
este mundo de locos,
de maldad  bien manifiesta.

Los que dan consejos
y nos prometen la gloria
son los que más odio generan.

Que Dios nos pille confesados si
vuelven a gobernar con los curas,
las monjas y la ostia ‘consagra’.

Antonio Molina Medina