CLARIDAD

Enciendo la luz y sólo veo oscuridad.
Algo imprevisto restalla en mi cerebro,
son las neuronas que sigilosas
me despiertan presurosas
por caminar sin pausa.
Lentamente recorro tu cerebro
y me encuentro con seres
de otros tiempos.
Me saludan.
Los saludo, y me
pongo a caminar con ellos.
Pletórico de sueños,
me aferro a tu mano,
me enrosco en tu cuello.
Silban los olivos.
De los nidos, me cabecean
inquilinos y yo sonrío y me río,
mientras el viento soplando
me azota la cara.
Me agarro más a tu mano,
a tus dedos de plata,
entre sueños de sábanas
repletos de porcelana.
Antonio Molina Medina