“Tú
forma de ser me ha salvado la vida.
Ha
curado las heridas que desprende mi cuerpo.”
Su vida
no era vida. Excrementos de deshechos
resbalaban
los surcos trascurrían imprecisos
malgastando
su vida. Nunca le ha habitado.
Ha
intentado luchar en los frentes de viento.
Era su
cometido. Eran el deber cumplido.
Culminando
su tiempo se abrazo a la montaña
se
fundió con ella y brotó de la roca, luz y estrella.
11/09/17
Antonio
Molina Medina