“Tú
forma de ser me ha salvado la vida.
Ha
curado las heridas que desprende mi cuerpo.”
Su vida
no era vida. Excrementos de deshechos
resbalaban
los surcos trascurrían imprecisos
malgastando
su vida. Nunca le ha habitado.
Ha
intentado luchar en los frentes de viento.
Era su
cometido. Eran el deber cumplido.
Culminando
su tiempo se abrazo a la montaña
se
fundió con ella y brotó de la roca, luz y estrella.
11/09/17
Antonio
Molina Medina
Siempre se necesita una mano amiga, que te ayude a ver la luz de nuevo, para seguir caminando por la vida. Mi abrazo poeta amigo, un placer siempre seguirte. Feliz semana.
ResponderEliminarDe las heridas se puede curar uno con el tiempo, y se sale de ellas cuando uno lo desea, aunque sí ayuda bastante el que la familia o amigos te animen, pero es necesario que uno mismo quiera seguir luchando porque hay que seguir caminando.
ResponderEliminarUn placer leerte, mi querido amigo Antonio.
Besos enormes y feliz tarde.