Estos
días la luna ha estado de parto.
Todos
esperaban de ella el hijo soñado
Yo
la miro y miraba, y la sentía tan cercana
que
su sonrisa plateada
me
trasporto hasta el Veleta
para
bañarme en sus aguas
del
brioso hielo, que
almacena
sus montañas.
Montañas:
unas de fuego. Otras de sombras.
Otras
de amores incandescentes
que
fluían por sus laderas y regaban la montaña.
Esa
montaña tan añosa, del color de la esperanza,
donde
soñaban los sueños y preñaban sus hamacas,
donde
los cuentos de niños se colaban en mi alma.
Donde
un día se durmió Washington y nos regalo
más
sueños, de esa montaña sagrada
con
sus cuentos de la Alhambra.
14/08/14
Antonio
Molina Medina
Leí el libro dos veces, una para mi y otra por preparar un comentario de texto para mi hija (siempre les ayudé con los deberes). Hoy pensando en el has compuesto una poesía preciosa. Abrazos
ResponderEliminarQué mejor luna que la luz de los destellos que transmiten tus versos, mi querido amigo Antonio, la que con ellos nos hacen latir, y nos acurrucamos entre ellos, sin querer salir de ellos, y es que tus palabras son vida y auténtica brisa de naturaleza.
ResponderEliminarUn placer siempre leerte, mi admirado Poeta.
Besos enormes y feliz tarde.
la luna tuvo un encuentro sexual con el sol transformandose en uno y de ese encuentro nace IRMA el huracos que llego a la Florida
ResponderEliminarhermoso tu texto