CASI CUENTOS… CUENTOS CASI REALIDADES

I
Una amiga le regaló un puñado de cuentos, los leyó con cariño, los hice suyos por dentro. Los meció entre sus brazos y se creyó seguro, cuando paso sus hojas su calor le contuvo.

Le trasmuto en niño, ella se vistió de abuelita, y se aferró a su mano, asustado de miedo. La gente les miraba, porque jugamos juntos. Y ella le decía:
-¡Agarrare fuerte a mis dedos finos! Y le decía: -Te voy a contar un hermoso cuento que te va a gustar.

Él se aferraba a su mano con fuerza, se sentía seguro en mitad de la estepa. Ellos les miraban... y no entendían nada... porque no les miraban con los ojos del alma. Ellos siguieron jugando; `pero a él le dio mucho miedo, se aferró a su figura y sonrisa, y se me quitaron los miedos, le devolvió la sonrisa a su corazón, y volaba… volaba envuelto en sus sueños. Las lágrimas que brotaron de sus ojos con pañuelo fino de seda pajizo, sus manos limpiaban de unos ojos enturbiados, le devolvió la sonrisa que guardaba dentro. Y él le decía: -cuéntame un cuento de los que tú sabes-. Ella sonreía, de mirada inquieta brotada sonrisa de su cara fluía.

Que le importan los que gruñen en los alrededores de su covacha.  La abuelita es vida, vida renovada. Sus cuentos son letras música dorada, tambores sonoros de pétalos y hadas. Sus cuentos…, cuentos y sus realidades, ni madre ni padre podrán hoy romper cordón que les une. Los que te rodean no le quitan el sueño, un día lo hicieron yo se lo recuerdo. Ese es su secreto, por eso juegan los dos con los cuentos, de Gnomos y Hadas de Ninfas y versos, de Duendes mezclados entre palabras y versos.


Es bonito soñar y vivir entre sueños, con los sueños, es pura realidad porque son sus sueños, los que unieron, juntos con sus versos, junto al calor y el frío del corazón por dentro. Pero si son sueños porque todo esto, el amor es real se quiere por dentro, él no entiendo nada, pero no es un cuento, como si ella fuese su hada está muy adentro. Para que mentirse si es lo que sentía. Ella, picara traviesa… como era la abuela en todos los cuentos.

Él volvió al manzano le agrado su cuento. Se acerca a su tronco se acopla a su sombra de sueños por dentro. Le llevó a su cabaña se sentaron juntos y mirando la Luna, ella les atrapa, les mira, les guía. Cerrando los ojos degustaron su embrujo, comprimiendo sueños, compartiendo vida, corazones sedientos, de amores y sueños. Tantas ilusiones que manan de dentro, de dos corazones que estaban sedientos. La música les envuelve, endulzó sus cuerpos, degustando juntos, tantos caramelos, de fresa, de miel, de nata, de pan y cebolla, de miel y cereza… su sonrisa clara les cubría la cara de aventura pura carcajada.

Pasearon juntos bordeando los ríos, se subieron en trenes, en joven chalupa, volvieron del mar, envueltos en tierra, rodeados de olivos, bebieron el agua, el mosto y el vino de aquellos maestros, de lo que vivieron. Sus rostros aun vieron entre los olivos, cuyos ojos de oliva les siguen serenos, el viento los mece, les sube al olimpo.

Oteando el horizonte, de pastos verdes, repleto de caballos salvajes, libres como el viento no es posible enlazarlos, son pura libertad, así es tu figura, como yegua rebelde, libre para volar. Los lazos resbalan de su cuerpo quedando al descubierto un alma en libertad. Con imparable soltura, cabalga la pradera, envuelta entre pastos, cuyo cuerpo de suculenta crin, galopar inalcanzable

Que buena la Abuelita, no tiene tragaderas. Era capaz de todo, menos tragar los sables del circo de su vida. Se crio entre lobos, leones y panteras…, osos, hienas no tienen tragaderas…, por eso doma fieras y algún cordero que se acerca a su vera, envuelto en la sabana de nubes del cielo.
26/02/16

Antonio Molina Medina