Le brota la vida a borbotones
permaneciendo afanosa su juventud
aquella que no lograste agotar luchando
por tus ideales y la libertad siempre soñada.
Te enfrascaste en una guerra fraticida
dejando en ella pedazos de tu vida,
sangre y parte de tu cuerpo,
prevaleciendo cual roble milenario.
Deambulaste por países extraños
llevándote en tus entrañas
verdes valles, ríos y montañas
los de tu vieja Vizcaya.
Aquella que te vio nacer y crecer en tu niñez.
Largo fue tu exilio y dura tu existencia en él.
Hoy te regodeas de tu espléndida edad de oro,
de tu juventud de plata y por ello
ahora se regocija tu joven alma.
Años han penetrado en tu añeja figura,
los que brotan de tu espléndida silueta.
A pesar de la vida que viviste,
llena de sobresaltos e historia,
tu leyenda, nuestra historia,
que engrandeció tu alma.
No te doblaron los vientos de levante
los que con furia soplaban tu silueta.
Fuiste un roble milenario de tu tierra,
Del que para morir hay que arrancarlo.
¡Qué grandeza la de tu corazón!
que se resiste a envejecer tras el paso del tiempo.
Tu juventud prevalecerá entre nosotros,
tu recuerdo permanecerá vivo y necesario
como manjar para los tiempos venideros.
Antonio Molina