Bienvenido a mi Blog. "¿Para qué se escribe? Se escribe lo mejor que se puede, eso que bulle en la cabeza, en el alma, sobre el papel, y lo escrito hallará su público: una comunidad de lengua y de cultura. Reconozcamos que esa comunidad se había restringido para el artista “moderno”, y la primera reconciliación se redondeó gracias a Federico García Lorca. ¿Por qué su poesía descansaba en una tradición popular?" Jorge Guillén.
POTE-POÉTICO EN FEBRERO CON ROSALÍA Y ANTONIO
Así suavemente como si no quisiera ha llegado la hora de comienzo del Pote-Poético de febrero.
Ya os adelantamos que nuestro homenaje de este mes iba dedicado a Antonio Machado y Rosalía de Castro.
Aniversario de la muerte del poeta sevillano el día 22 en Colliure y nacimiento de la poeta gallega el 24 en Santiago de Compostela.
Aunque se ha recitado de ellos dos mayoritariamente, no hemos dejado de lado otros poetas como Neruda, Miguel Hernández, Manuel Benítez Carrasco, Antonio Gómez, Inma Luna...
Ha sido una tarde tranquila, de saloncito de estar, ha sonado la guitarra de José Sánchez sin tregua y la de Marifeli al son de samba, o acompañando una canción con que nos ha regalado Rubén o una autora china de la mano de Manolo Galante.
Todo a tenido cabida, todo se ha degustado lento y pausado como han de saborearse las cosas de valor. De esta forma la Lata de los Pensamientos nos ha dado la pista de ese deleite.
Ha sido un placer amig@s así agradecemos a Narciso y Jesús de Taberna Zabala, a José Sánchez, nuestra guitarra particular, Karmen, Luis, Pablo, Elisa, Manolo, Felicidad, Miguel, Rubén, Marifeli, Susana, Gigi.
Gracias por estar ahí. Hasta el próximo.
Daniela y Antonio
GUITARRA
Una guitarra, al desgarrar
sus
cuerdas con alegría,
apareo
mi cuerpo a su cuerpo,
y pongo
mi fantasía.
Sus cuerdas ¿son? su lamento.
¡Qué
manjar más delicado!
es para
mí todavía.
Salen lamentos de ti,
como mi
“MADRE” escribía
amor a
todo lo nuestro,
y ¡qué
bien se te entendía!
Por boca de tus cantores
trovadores
y poetas
que
supiste conducir
y
plasmas con tu pureza.
Los cantes por Soleá,
los
entones por Peteneras,
Seguirillas,
y tantos palos.
Que de la garganta surgen
de
hombres que por ti se empeñan.
Unos, de
ser superiores,
otros,
que te percibían.
Tu sonido que arrebata
es una
miel exquisita
que de
tu colmena surge.
La baba,
se me abatía.
Escuchando tu eufonía pura
como
perlas sueltas,
que de
tu fuente cataba,
y
humedeciste mi cara.
Qué
lágrimas se formaban.
Antonio Molina
EL ROSTRO
Mira su rostro, le incita a quererlo.
Con su pelo negro que cae por su frente;
¡nunca te lo quites,! Te hace diferente.
Adorna tu cara y oculta lo lindo que en ella
se esconde
Tus cejas deslizas sobre tus pestañas.
Tus ojos se paran.
Su brillo le incita cual candil luciente
en noches oscuras, hasta te presiente;
cuando caen las lágrimas por su naricilla
aletean orificios respirando vida.
Tu cara, ¡ay! Tu cara, que viva conservas.
Cerca de sus labios, la boca le atrapa
sus caldosos jugos, adsorbe sin tregua
tragando el licor de fuentes de nácar.
Brilla pedrería en esa caverna.
Recorre ese cuello lamiendo la sal
Que de cada poro brota temblorosa
Cual si fuera de oro, oro de azahar.
Antonio Molina
NUNCA SE CERRARA TU VENTANA
En la cama,
adormecido, en calma,
me estremece la
noche, su manto me imana,
los sueños se
envuelven en hilo de sábana.
El espíritu de
nieve, se deja marcar por las patitas
de un gorrión
alegre que el viento no atrapa
las sombras del pino
no alcanzan su alma,
al trepar por
ellas, está tu ventana.
Desde la distancia
besa los ojos que descansan.
La noche los viste,
los tira a las brasas,
el rojo candente se
trasmute en negro
para que el brasero
inflame sus garras
donde se retuercen
los frutos del alma
que degustan juntos
apurando el alba.
Eternos placeres,
nimias luciérnagas
les prestan su luz,
tenue, necesaria.
La noche les flota
desde la mañana.
El sol se abre
paso, traspasa su espada
amores mortales, quereres
que manan del alma…
La nada ha muerto, brilla
la esperanza.
La noche lo sabe. Su
reino es vida.
El tiempo le
atrapa. Ella ocupa el trono
que estaba bacante
y lo conquistó
sin sangre, ni
espadas.
Ella consecuente,
contempla la trama.
El calor y el fuego
queman como lava
porque ella es de
fuego, manantial de agua,
mágica, risueña,
hada milenaria,
la que teje sueños
que envuelven el alma.
Antonio Molina
HACE FRIO.
Hace
frio. El año se relaja y se deja ir lentamente como vino: en calma. Pero nos
aferramos a él cada vez que aparece uno nuevo es señal que envejecemos y nos da
la lata.
¿Para
eso hemos nacido? ¿Para sufrir el calor y el frio, el hambre y la sed,
miserias por doquier y la muerte prematura de más de uno?
Y cuando
digo quien soy yo. Nadie nos responde, nadie te mira a la cara, sus miradas se
espuman como la niebla por los campos y montañas.
Solo
queda un reguero de pasos casi ocultos por el viento y el polvo de los caminos
que lo cubre su tiempo.
Ya nadie
te hace casa, ni te escucha aunque sea una súplica que necesita tu alma para
seguir viviendo.
Hoy
hablo con los pájaros, con animales caseros, con las fieras del campo, con
árboles centenarios que un día fueron carboneros y con el poeta que llevamos
aun dentro.
Solo
miro al abismo, esperando que el viento, interrumpa mi vuelo. Quizás desde la
otra orilla, reconozca mi cuerpo ya que mi alma está muerta de ilusiones
perdida, aunque llena de sentimientos.
Antonio Molina
A UNA PLAZA DE TOROS
El Halcón escudriña el borde
de la montaña, oteando el valle que a sus pies se encuentra, contemplando el
territorio que debe recorrer para cazar el alimento para sustentar a sus crías.
Se lanza al abismo y desde el
aire, majestuosamente, contempla nubes blancas junto al ‘bollo’ que, con su
frialdad, manda brioso al valle y sus gentes, que abrigadas realizan las tareas
cotidianas.
Y arrojándose al aire que la
sustenta, para escudriñar el terreno y buscar la carne deseada, para poder
llevar a su nido el alimento que, con avidez, engullirán sus crías.
El halcón divisa la ciudad a
sus pies que en circulo se sitúa rodeada de murallas, con su río y su valle. Su castillo sobresale en un alto promontorio, resaltando sus castaños y su fuente, que en la plaza de los Fueros empotrada se hallaba.
Viejos, añejos y legendarios
edificios la acompañan junto a su catedral bien remodelada.
Sobresaliendo de su recinto,
uno chiquillos, con voces diminutas y briosas que reclaman con avidez su
mirada: Dos por dos, cuatro, dos por tres, seis, seis por…
Pequeñas vocecillas cantando
la tabla de multiplicar.
Resuenan los cánticos de los
moradores que la habitan, retumban sus diminutas vocecillas; escuela que el
halcón se lleva para contar a sus crías la buena nuevade como unos retoños florecen en ella. Mientras, en la vieja torre del Ayuntamiento
una pareja de cigüeñas retocan el nido traqueteando con sus picos: el amor de la pareja.
En su deambular buscando a su presa fuera del recinto de la añeja ciudad divisa con curiosidad un círculo, en cuyo alrededor contempla a diminutas criaturas que practican sus recreos despreocupados y felices.
En la plaza se realizan unos
juegos que ellos no pueden ver desde la calle. Su recinto alberga unos días
señalados, las fiestas del ‘Ocho Mayo’ para la distracción de los que forman la
comunidad que en su entorno se haya.
Toros bravos entran por la
puerta grande. Gritos de júbilo, los ‘olés’, resuenan en su interior con
algarabía, resoplando estruendosamente por el valle; transcurriendo una corrida
de toros donde jóvenes figuras del toreo pasan año tras año por el recinto
circular pisando la arena de su ruedo dando tardes de gloria, como en otras
plazas así lo hicieron. Los maestros ‘Mazzantini’, ‘Bombita’, ‘Machaquito’, ‘Bocanegra’,
‘Cocherito de Bilbao’, ‘Manolete’… y muchos más, con sus pases de pecho, sus ‘chicuelinas’,
desplantes y verónicas y
pases improvisados y con suerte. Acompañados por los clarines de la fiesta, que
anuncian las partes de las que se compone la corrida
desde la faena del picador,
las banderillas y la suerte de matar hasta terminar con la lidia, después que
el protagonista de ella haya sucumbido por el acero de la muerte.Y después el matador la faena ha realizado, las mulillas al animal sacan arrastrándolo
por la puerta grande de la plaza.
El halcón divisa a lo lejos un
pequeño conejo y lo contempla con sus ojos fijos, penetrantes, lo observa y se
lanza como una flecha, sobresaliendo sus garras afiladas y dispuestas a
arrebatar la presa de la tierra y elevarla al cielo azul. Dirigiendo su rumbo,
rápido, al nido, que sus crías le esperan para saborear el alimento necesario.
Replegando sus poderosas
alas, su garganta provoca un graznido de aviso y de gloria por el alimento
conseguido, dejando la preciosa carga junto a los pequeños moradores de su nido
que, ávidos de carne, la sujetan con sus garras y la desgarran con pericia.
Reposa satisfecho el halcón
en una rama, contemplando gozoso como se sustentan sus retoños, divisando a lo
dejos un árbol cuyas ramas no mece el aire; sujetando en su tronco a una señora
que ha observado respetuosa lo acaecido en el relato.Porque resulta que el halcón y su morada cohabitan junto a la señora que tanto nos ama.
Antonio Molina
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