Una guitarra, al desgarrar
sus
cuerdas con alegría,
apareo
mi cuerpo a su cuerpo,
y pongo
mi fantasía.
Sus cuerdas ¿son? su lamento.
¡Qué
manjar más delicado!
es para
mí todavía.
Salen lamentos de ti,
como mi
“MADRE” escribía
amor a
todo lo nuestro,
y ¡qué
bien se te entendía!
Por boca de tus cantores
trovadores
y poetas
que
supiste conducir
y
plasmas con tu pureza.
Los cantes por Soleá,
los
entones por Peteneras,
Seguirillas,
y tantos palos.
Que de la garganta surgen
de
hombres que por ti se empeñan.
Unos, de
ser superiores,
otros,
que te percibían.
Tu sonido que arrebata
es una
miel exquisita
que de
tu colmena surge.
La baba,
se me abatía.
Escuchando tu eufonía pura
como
perlas sueltas,
que de
tu fuente cataba,
y
humedeciste mi cara.
Qué
lágrimas se formaban.
Antonio Molina
Hola Antonio.
ResponderEliminarYa pasé por…tu sigue cumpliendo años, así es la vida, caminamos sin parar, Aferrados de la mano, ya que todos seguimos el mismo camino, aquí estoy con noble perro León, camino de la plaza de toros, donde un poco más adelante me encuentro un lindo pajarito que dice, hace frío, y se pregunta ¿Y yo quien soy?...
Ahora estoy en Lepanto poético, algún día me gustaría poder visitaros en una de esas reuniones, me encuentro mirando por esa tu ventana abierta, que mientras la inspiración fluya, no se cerrará, precioso ese gatito adormecido, ya pasé por Juan Gelman, preciosas reuniones en esos potes, y ahora escucho el lamento y gloria de tu guitarra, my inspiradora.
Aquí llego al completo recorrido y te deseo una buena semana, un abrazo.
Ambar