Es
muy curioso. Cuando le arrojan de ese mundo que crearon para él
no
era su realidad y al final del camino encontró su escenario.
No
fue casual. Por más que intentaba formar parte de él, no lo encontró.
Siguió
buscando la felicidad. Nunca se tropezó con ella. No descubrió el camino.
Solo
el despojo de su cuerpo pululaba por el silencio.
Hoy
fuera de sus miserias. Abocado al único lugar que le dejan vivir
después
de encontrar la libertad soñada. Solo con sus pensamientos.
Se
encuentras por los caminos esas cosas sencillas, pequeñitas, simples…
Muy
simples… Personas que sienten sus corazones. Que se mueven dentro
de
los sentidos: los que provoca el impulso de sangre en sus venas.
Le
miran y sonríen. Le hablan y se conmueves. Le miran a los ojos, sin tener
que
bajar sus miradas. Le aprecian. Se ruborizan por su timidez y le ofrecen
su
mano abierta, para aferrarse a tus dedos, porque tiene sentimientos, los
que
salen de sus ojos, que no engañan, ni engatusan al caminante con
ansias
de vivir. De amar: en este nuevo mundo que se encontró, tras su
expulsión
de esa bestia que solo era materia.
Hoy
los trinos de los pájaros le hacen sonreír, grabar sus canticos
a
la primavera en sus noches serenas.
El
verde de sus campos penetra en su piel. Son imágenes tiernas
que
arrancan de sus ojos, llenas de metáforas. Sentimientos azul cielo.
El
amor se hace líquido y se desliza por el lecho del río, capaz de soportar
el
calor y el roció. Se altera su sangre que generosa circula sin pausa
las
arterias que se esconden y atrapan su cuerpo desembocando en
el
motor de su corazón, que impertérrito sigue soñando en su lento silencio.
Nada
es imposible. El dolor hace daño. El dolor se soporta, cuando ya eres libre.
Cuando
una mano amiga se solapa con la tuya confundiéndolo todo.
Sus
pies son volátiles. Se elevan del suelo. Circula por montañas. Se despliegan
sus alas.
Buscando nuevos cielos. Gritando palabras… palabras incoherentes
que
él siente impotente, que calan en su mente, buscando los recursos que,
le
ofrece el amor que está en su corazón y vuela sin atajos, sin correas ni
cadenas con las
que romper y luchar. Porque el amor está ahí junto a la amistad…
El
corazón dormía el sueño de los justos. Esperando la flor del amor, que
camuflado
descubrió que sentía. Reveló la redilad que adormecía su vida.
La
furia del viento le soplo en la cara. Sus fauces se abrieron, se coló por
ellas.
Los
malditos se asustan. Los que torturaron su alma. Se apoderaron
De
su mundo para sus fechorías. Logrando reducir las emociones de su cuerpo.
Que
se vallan, a los mismos infiernos, los que ellos inventaron. El amor
es
el conductor del género humano, se apodera de tu cuerpo aun desarrapado.
Déjalo
fluir. Cual manantial lleno de virtudes. Ríos, donde bebía el ganado y,
el
pastor quitaba su sed. El hambre era menos hambre. La amistad era amistad,
los
tratos se hacían con un apretón de manos y soñaban enroscados en su ganado.
1/05/13
Antonio
Molina Medina
Imágenes tiernas llenas de vida y poesía, brotando las palabras, latiendo emociones.
ResponderEliminarQué bonita entrada, amigo poeta.
Besos enormes.
Buenos días María.
EliminarEs de agradecer ahora y siempre tus hermosos comentarios. Ya que para un ser muy pequeñito como siempre me he sentido y me siento yo y cada día más minúsculo es mi forma de soñar… ya que mi cerebro se alborota en su interior y, solo le place dar rienda suelta a sus recuerdos ya -quizás- inútiles en un mundo que me agobia y no él… si no la nueva cultura del insulto soez de los que nos dominan a base de amenazas continua, sin darse cuenta -o si- de que la convivencia es un plato privilegiado donde participamos todos.
Pero seguiremos soñando y sonriendo a los que nos quieren mandar otro virus más maligno.
Un beso y gracias por mantenerte en esta minúscula pagina en la que participamos.
Antonio