La
noche me despertó entre tinieblas. Buscaba mi alma y mi corazón latía. Mientras
la luz me devolvía a la vida y mi cuerpo remoloneaba entre las sábanas blancas,
muy blancas, acompañando a mis ojos que miraban los cordeles que sujetaban
troncos muy finos los que alimentaban mi cuerpo, reponiéndolo del mal, que lo acechaba en su invierno. La
mente se apoderó de mi cuerpo y mis ojos deslumbraron congruente la esperanza,
mientras seres que sonríen, me cobijan y respetan con efusiva sonrisa que se
filtra en mi alma y la hace placentera.
Las
trompetas de la claridad denotan sus tañidos cual campanas acuciando la sabana.
Las tinieblas se disipan y la luz se acelera, dando alas a mis dedos y fuerza y
firmeza a mis sentimientos que fluyen sin censura por el canal abierto de mi
alma.
La
nueva aurora me hizo saltar de mi cama y recorro los pasillos de la casa
encantada donde Las hadas, los Duendes, los Silfos me acompañan trenzando su
sabia en las palabras las que el ser humano desprecia.
La
magia se filtra por las paredes de mi alma y contemplo un enjambre de almas;
cuerpos que no se detienen dándolo todo para rescatar nuestros cuerpos de la
nada, descolocados e indefensos que ellos reponen y zurcen con su hilo prodigioso
envuelto en sonrisa clara. Sonrisa trasparente, de ojos que dan luz a tu alma.
Me introduje por ellos y rebusqué en sus corazones su sonrisa expandida por todo su cuerpo mientras trajinan sin
tiempo de reposo por unas migajas de monedas; sueldos repletos de agonía ¡por
salvar vidas humanas!
-¿Pero
qué es lo que hacen para recibir tan paupérrimos sueldos?
Le
decía la luna al sol que a ella la desplazaba; el sol le contestaba:
–
Solo salvar cuerpos que, dicen, llevan un alma.
Mientras
las calles se llenan de gentío de cuerpos que no sueñan, pero lo hacen en lo
vacuo, en lo vacío en lo innecesario… mientras, siguen vivos amasando fortunas
dejando más pobres y desheredados para ser los más poderosos más ricos en el
cementerio, junto a su vecino que fue rico solo en sus ideas.
Amasar
fortunas, para ser más ricos a costa del pobre, que sueña aun estando su cuerpo
vacío por la miseria que ellos provocan.
Mientras,
en la Ciudadela donde nos reponen los cuerpos, nos donan la vida, dan luz a
nuestro organismo, su recompensa es sueldos de miseria. Pero su entrega
absoluta, su profesionalidad, ya no nos sorprende, que son de otra calidad.
Respetan la vida que entra por sus puertas, gentes que sonríen ante el dolor y
la tristeza.
Me
sumerjo en el país de los sueños y veo en ellos otra sociedad, otra forma de
vida, de sueños que sueñan; de seres que viven y aman su vida y la de los
demás. Aunque alguna se les escapa entre los dedos, entonces se rompe su
sonrisa y buscan la brisa del aire y del fuego.
Sanidad
publica, la que no interesa, la ramera de esta sociedad de la nada, donde
prevalece e impera el poder, la censura en sus plazas y sus calles se plagan de
miserias humanas.
Sanidad
publica ¡no nos abandones ni de noche ni de día; se siempre nuestra
compañera! Porque te queremos más que a
la privada. Porque tú nos mimas con tus profesionales, nos devuelves a la vida,
y no revisas las cuentas de los bancos, esas que nos obligan a tener para poder
comer cada día, para cobrarnos hasta la saliva.
Hoy
ha amanecido y el sol brilla en los cristales de mi cuerpo, miro a los pinares
que nos rodean y sonrío a la vida. Mi mente se destapa llena de palabras
aupando nuevos sueños y gracias a seres como “El cirujano y todo su
equipo” ¡toda la plantilla de la cuarta
planta! repleta de corazones con su generosa entrega, recupero otra vez las
palabras para agradecer a mujeres y hombre, que pululan por los pasillos
abriendo y cerrando puertas cuando los necesitas, para reponernos y volvernos a
la vida.
Gracias
Ángeles humanitarios donde no corren por vuestras manos “Sobres amaestrados”
Esos que a los poderosos se les pegan en su codicia, defendiendo lo privado, olvidándose de los
seres humanos que hasta el techo les han quitado.
03/12/16
SENTIMIENTOS
Entre
jardines y rosas
entre
luces y sombras…
donde
las hojas se expanden por
lugares.
Donde los sueños,
dejen
fluir los segundos
del
tiempo que ya no importa
si
la felicidad mueve
nuestros
sentimientos.
19/12/16
Antonio
Molina Medina
Late tu alma y tu corazón, entre luces y sombras, entre emociones y sentimientos, y la luz de tus ojos alumbra los sueños.
ResponderEliminarUna preciosa entrada que sirve de homenaje a la sanidad pública, espero que siga siéndolo siempre.
Preciosas imágenes.
Te deseo que pases unas felices fiestas llenas de amor, paz y felicidad, pero no sólo para estos días, sino para todos los días del año 2017.
¡Feliz Navidad!
Besos.
No sé que decir amigo Antonio.
ResponderEliminarTanta verdad cruda y dura en tus letras, no les importa el ser humano, cuando por medio está el dinero.
Pero sí, también hay corazones con sentimientos, he sido uno de ellos que durante horas, días meses y años de mi vida, no ha importado el sueldo, sí el bienestar del enfermo a mi cuidado.
Un gran abrazo.
Ambar