Resbalaba por su
mente
la princesa y la
muerte,
dos luceros
dispares,
dos sueños de
alquería
que rondaban su
cuerpo.
Los despojos del
miedo
interponen los sueños.
Nítida el agua de manantial,
se dejó arrastrar cual
imprevisora
fuente.
En barca de vela
sin remos
se dejó llevar
por las rachas
de viento.
Su error lo ha
de pagar
con el paso del
tiempo.
Antonio Molina
Medina
Los errores que se cometen a lo largo de la vida se van pagando en experiencia, por lo que, de todo se saca provecho, hasta de los errores, aunque no nos guste equivocarnos, son válidos para madurar.
ResponderEliminarMe encantó tu poema, como siempre, amigo Antonio.
Un beso.