Hoy rebusco afanoso entre tus papiros y palpo con mis
dedos que incansable tratan de encontrarte entre ellos, pero, no encuentro tus
escritos aquellos que me dan la vida y me llenan de sentimientos que, encadenados
como si un tobogán vertiese, caerían sobre tu cuerpo para aferrarme a tu alma
sin papeles..., solo con mis sentimientos. Pero las palabras se destilan, se
hacen ovillos de hilo que, se enredan en mis dedos, y cojo el hatillo con
algunos pertrechos y me pongo en camino en busca de tu encuentro. Ancha es
Castilla nos dice Don Antonio, y a ella me dirijo a respirar aire puro y
rebuscando tu recuerdo, ya que el aire que me traes ni se nota en los espejos,
nítido como las aguas del manantial más perfecto, se filtra en mi corazón capaz
de los mayores esfuerzos. En busca de las veredas que se esparcen por los
prados y se internan en los bosques, cuyas hojas plisare, rebuscando entre los
suelos, alguna que me señale, las letras que ando buscando con, los versos que
florecen de tus dedos y tus manos.
Tus ojos me miran triste, e enfatizan con los míos, por
muchas vendas que pongas, no lograras ocultar la luz que de ellos desprenden
cuya llama nos alumbra por las veredas que camino, buscando la libertad.
Qué bello tu texto, amigo Antonio, tus dedos se enredan entre las teclas para encontrar con tus letras el oxígeno de la ancha Castilla, y el aire te llena los pulmones, energía para latir en profundidad cada palabra escrita, tu corazón es tan ancho y tan grande como lo es Castilla, y cuando te leo mis ojos se iluminan con la luz de tu poesía, porque es el reflejo de la vida y la belleza, y hasta un ciego lograría encontrar la luz con tus letras en este caminar hacia la libertad con tus vuelos.
ResponderEliminarMi admiración y un beso, poeta.