Sí, era verdad, y… fue de noche
cuando las estrellas iluminaban
los senderos, dónde antes caminaban
las pezuñas de animales
y el arriero las seguía sin preocuparse
del destino que ellas llevaban.
Nada importaba, sólo vivir con
la sonrisa en su cara
y una guindaleta que sujeta su pernera.
Mientras, realizaba su tarea
de hacer metros de cuerda de palmera,
con las manos
llenas de cayos
por el tiempo trascurrido en su lobera.
Las estrellas iluminan los caminos, las sonrisas, y las miradas.
ResponderEliminarPreciosa poesía.
Felicitaciones por tantos éxitos, me alegra muchísimo.
Un beso.
Gracias. Ya ves María... Los caminos están ahí para recorrerlos, sin miedos, con tiempo... Aunque se te haga de noche, siempre encontrara una luz que alumbrara tu camino.
Eliminarun beso